34. Promiscuidad de Multimarca.


A pesar del calor abrasador que azota la ciudad de Barcelona, aún hay gente que necesita alicientes lúdicos para entretenerse. Es por eso que una presentación en sociedad de cualquier gadget de edición limitada, es un buen momento para encontrarse con la teenager jet de moda y dejar que esta radiografíe de arriba abajo antes de dignarse a darte un beso, eso si, sin perder su cara de asco crónica.

Aunque aburridas, estas son fiestas necesarias. Descaradamente es obligatorio asistir, si quieres que el resto de la ciudad condal sepa que vives. Y quien falta es sospechoso de estar en una clínica de rehabilitación, en lugar de emborrachándose.

Antes de bajar del coche, y delante del espejo, me peine con desgana. Volviéndome a jurar que este era el último acto al que asistiría. Barcelona es pequeña y aburrida. Y las probabilidades de que un alto porcentaje de los invitados acabaran esnifando cocaína en el piano bar de Fellini flotaban en el aire. Aunque la culpa de que mi ciudad sea tan aburrida, la tienen toda esa gente estirada, aburrida y clasista que pisan alfombras libres de colillas.
Con la cabeza bien alta entré a la Nokia Mega Store. Una tienda donde puedes encontrar desde el primer Nokia de la era jurasica, hasta el último modelo con carcasa de platino. Muchas caras conocidas, enemigos a tutiplén, y en el fondo rodeada de cámaras la Miss España de dios sabe que año promocionando el último teléfono de Nokia. En un rincón un 5% mas discreto la típica adolescente rica. Hija de no se que juez y una decoradora de interiores que triunfa en Europa. Soportando con cara de fastidio, los 10 chicos bronceados y fibrados que le dicen lo guapa que esta. Somos viejos conocidos, así que en algún momento que otro de la noche acabare haciendo ver que nos adoramos, mientras nos peleamos por los restos de la barra libre.

La noche transcurre. Aburrida, y el alcohol parece ya no hacerme efecto. En mi mano ya tengo dos cajas de teléfonos. Y antes de que me regalen un tercero me siento en un sofá de terciopelo. Pocos segundos después llega ella. Bronceado de la costa andaluza. Y un vestido fluorescente de la penúltima colección de Dior. Cuando se sienta murmura – ¿Terciopelo en verano? ¡Que asco!- Y tras darme el beso de rigor, se marcha con su olor afrutado. Sabe que la adoran. Y cuando su apretada agenda se lo permite, no tiene problema alguno para quedar con un marica como yo, y dejarse querer. Es de esas chicas que con menos de 20 años ya ha salido en las páginas centrales de ¡HOLA! como una de las futuras herederas españolas. Acabara dedicando su vida a rastrillos benéficos, y es muy probable que la primavera siguiente encuentre a su marido en el baile de debutantes.

Cuando acaba la presentación todo el mundo se traslada a Otto sutz. Una discoteca de la zona alta donde se me ha visto haciendo cosas muy bajas. Allí esta ella. Reclamada por miles de personas que le preguntan por sus padres, y ella promete dar recuerdos y una llamada en Navidades. Con una pose autómata atiende a la gente. Siempre muy correcta, pero con ganas de divertirse acumuladas.

En la zona ajardinara la fiesta esta en su momento álgido. La música de piano no es precisamente la mejor acompañante, pero me distrae viendo como generaciones futuras se dejan querer por otras no tan en primera línea.
En un rincón esta sentada Regina. Modista de la jet set Barcelonesa. Y la culpable de que Ricochet tenga una capa de terciopelo morada. Aunque no nos tenemos mucha estima me saluda asintiendo la cabeza, y levantando la copa. Acto seguido me olvida y sigue haciéndose carantoñas con un chico que podría ser su nieto.

A pesar de el bullicio de la gente, me cuesta esfuerzos no acabar bostezando. Así que antes de hacer el ridículo voy al baño a lavarme un poco la cara. Los baños son mixtos. Un espacio diáfano con cubículos. Mientras me miro en el espejo escucho como alguien jadea. ¡En una de las letrinas alguien esta follando! Me lo tomo con calma, ya que quiero saber quien es el valiente que tiene sexo con el calor que hace.
Unos minutos después sale un chico fornido. Y acto seguido ella. La chica que lo tiene todo. Con una sonrisa saca una polvorera compacta de un bolso Vuitton que aun no ha pisado tierras hispanas.

-Buenas noches.
-Ese no era…
-Si. El chico de la puerta. Hoy en día es muy importante la seguridad personal. ¿No crees?

-Por cierto, pensaba que estabas saliendo con un chico. ¿Ya sabe que eres pluriempleada?
-No seas antiguo. ¡Eres Toni Hilton!
-¿Entonces?

-Ese chico del que tú hablas fue un pasatiempo. Él solo quería dinero, y follaba muy bien.
-Amor profundo vamos.
-Además, me engaño con otra. Era mucho mas guapa que yo, pero una don nadie.
-Vaya. No sabía nada.
-No seas mentiroso ¡Eres Toni Hilton!
-Ya sabes. El decoro.
-Desde ese día solo soy fiel a ciertos hombres.
-Asi que hay más de uno…
-Christian Dior, Louis Vuitton, Zac Posen, Yves Saint Laurent…

Y se marchó en busca de una copa. Subida en sus stilettos de colección crucero y en busca de un nombre nuevo. La verdad es que visto así, la promiscuidad es mucho menos fea cuando la hace una chica que viste de Dior. Y pensándolo bien. Era normal que se lo pasara bien, ahora que era joven. Tiempo más tarde me entere por su madre que ya estaba prometida. El baile de debutantes era una costumbre anual. Todas las fortunas de la ciudad condal y provincia pactaban matrimonios entre sus hijos jóvenes. Las chicas y los chicos se prometían y sus respectivos padres fusionaban empresas y expandían horizontes empresariales.
Cuando en una fiesta me la volví a encontrar le di el pésame. Ella me prometió que su vida volvería a ser igual a la de siempre, salvo que ahora tenía que aprender a ser mas discreta. Le prometí que le guardaría el secreto, y ella me prometió que yo seguiría siendo su marica favorito. Y quien sabe, si el diseñador de su vestido de novia para el reportaje para la zona de sociedad en ¡HOLA!

3 comentarios:

Pueblerino Cool dijo...

Madre mía, menudas fiestecitas hijo. Te mueves con lo más salado, jejeje.

Aunque, si te digo la verdad, yo prefiero fiestas en las que si me da por vomitar no le macho a nadie el vestido de marca...

De todas formas, tiene que ser una experiencia ir a una de ésas. El problemas es que, ya sabes, a los pueblos esas cosas no nos llegan, jajaja.

¡Un besote!

epistolario segun san alvaro dijo...

Me encanto, me encanto, me encanto...

Y así conozco varias, zorrisimas de Jet set.

shysh calvorota dijo...

Hace falta otra revolución proletaria. Lástima que el proletariado esté narcotizado envidiando el lujo de la vida de los ricos.