35. Menaje cibernetico.


De todas las actividades que nos ocupan el tiempo a los chicos de color rosa, lamentarse por falta de material en su vestuario es sin duda mi favorita. Verme Histérico sentado entre un montón de ropa. Y buscando mi medicación entre montones de T-shirts me hace sentir que estoy cumpliendo con el credo rosado.
Con una lista de IN, OUT, guardar por si acaso y olvidar que un día lo lleve puesto, me encontraba, cuando de repente sentí como algo vibraba. Mi teléfono estaba sonando, pero era imposible encontrarlo entre tanta ropa. Cuando conseguí encontrarlo la llamada se colgó en mis propias manos. Así que sin pensar en nada más tiré toda esa ropa por los aires y aguantándome las lágrimas me fui a dormir. Eran solo las 5 de la tarde, pero mi subconsciente magnificaba cualquier estupidez para que me hiciera mas amigo de la medicación no prescrita.

Irónicamente, cuando ya me encontraba entre las sabanas en plena oscuridad. Un intenso berrido me despertó. Odiando a la gente que solo sabe fastidiar, respondí a la llamada sin siquiera quitarme el antifaz. Así mi interlocutor no vería mi mirada inyectada en sangre.

-¿Si?
-¡¡¡Toni!!!
-¿Toni que?
-¡Toni tu!
-Si. Toni yo. ¿Quien eres?

-Vámonos al centro. Tengo que ir a comprar menaje.
-No me lo puedo creer. ¿Me despiertas para ir a comprar platos y tenedores?
-No te lo tomes como algo personal, pero hoy en día a las 6 de la tarde solo duermes tu
-Dame media hora y nos reunimos en mi verja.
-No me falles. ¡Va a ser excitante!

Sentado en mi tocador, no podía creerlo. Iba a ir a comprar menaje. Eso era un paso hacia la vida adulta. Una señal de saber estar. La asimilación publica del anfitrión que yo llevaba dentro.
Bajé las escaleras de dos en dos. Pletórico. Le pedí a mi abuela dinero para ir a comprar menaje. Asustada quiso asegurarse que no seria una nueva forma de soltar ira. Pero no pude más que sonreír. Tan solo le pedí (dinero) y que confiara en mi buen gusto.

Salí de casa con el espejo en la mano. Sonriéndome y pensando en las meriendas que podría organizar con el menaje nuevo. Aunque mi vida fuera un desorden, demostraría que estaba en mi mejor momento social.

Pero en mi vida todo esta abocado a un surrealismo sin retorno. Y lo que ignoraba, es que mi amigo no tenia la misma idea de pasar la tarde que la mía.

Al entrar en el taxi, le vi eufórico.

-Lo tengo todo absolutamente pensado. Quiero platos llanos, hondos, de postre, para el pan.
-¿Los platos son para ti o vas a comprar de parte del Palace? No entiendo muy bien para que quieras tantos platos.
-Bueno platos. También necesito tenedores, chuchillos, cucharas, copas, vasos…
- Ah, entiendo.
-Jaime llegara pronto a casa. Y no quiero correr el riesgo de que me faltara algo.
-¿Ya Jacobo, pero quien es ese Jaime?
-Ah mierda. Que a ti no te he contado nada. Es mi novio. Estamos saliendo juntos.
-Estás saliendo con un chico. Me alegro mucho, y quieres impresionarlo con una buena vajilla ¿no?
-Veras Toni. Jaime y yo vamos a vivir juntos.
-Ah. ¿Bueno y donde lo conociste?
-De hecho aun no no nos conocemos.
-No me lo puedo creer. ¡Has conocido un chico por la red!
-Quería contártelo. De veras que quería. Pero sabiendo lo reticente que eres al amor por internet opte por dedicarte toda la tarde para hablar.
-¿Como vas de dinero Jacobo? Más que nada para ganar tiempo y no tirarme del taxi en marcha.
-No soy rico. Pero quiero algo sencillo y funcional.
-Ya veo que no tenemos el mismo gusto.
-Tú que tienes tan buen gusto. Aconséjame.
-Lo importante son los contrastes. Si tu casa es minimalista una vajilla totalmente radical.
-¿Que entiendes por minimalista?
-Cemento a la vista para paredes y mobiliario negro.
-¿Entonces con ese estilo que vajilla puede combinar?
-Una vajilla más bien barroca.
-No tengo tanto dinero como tú.
-Yo no tengo dinero.
-Pero tu familia…
-Jacobo. Tengo dinero suficiente para el resto de mi vida. Siempre y cuando no me compre nada claro.
- Lo importante es la salud.
-La salud viene y va.

Con esa filosofía, el taxi nos dejo delante de Vinçon. El templo del menaje los muebles y la decoración del hogar en general. Sin acabar de creer aun en el amor de Jacobo y Jaime.

¿Cómo podía una pareja que si ni siquiera se conocía físicamente decidir irse a vivir juntos?
En el piso superior de Vinçon no pude más. Y decidí cuestionar el amor cibernético. Y es que después de una hora escuchando gilipolleces absurdas sobre el Amor online, ¿Quien es capaz de quedarse callado y decir Amén?

-¿Que te parecería un mantel bordado?
-Tenéis los dos la misma inicial. J&J parece mas un despacho que un mantel bordado.
-Supongo que visto así…
-Jacobo.
-¿Si?
-¿Realmente lo has pensado bien? Me refiero al proyecto de futuro con Jaime. Os debéis de conocer muy bien. Porque este paso es muy importante.
-Lo hemos hablado miles de veces por Messenger.
-¿Por Messenger?
-Si si.
- Y que edad tiene. ¿A que se dedica?
-Está estudiando medicina. Y cumplirá 35 años.
-¿Medicina no eran 5 años?
-Jaime se lo esta tomando con calma.
-¡Ni que lo digas.! Será el esqueleto más sabio de todo el cementerio.
-Toni. Noto cierto tono escéptico en tus palabras.
-¿Que quieres que te diga?
-Si te quedarías con los platos verdes o mejor los amarillos.

Esa pasividad pudo con mi paciencia. Así que le dije sin reprimirme lo que pensaba de su relación.

-Jacobo. Hace tiempo que nos conocemos. Y si te soy sincero creo que no sabes estar solo. No niego que es incluso romántica la idea de querer compartir tu vida con alguien que no estaba en tu camino, pero no es un completo desconocido. Alguien que tiene 35 años y sigue estudiando Medicina.
-Un respeto Toni. Es mi vida y no la tuya.
-¡Pero si ni siquiera le conoces en persona Jacobo!
-Y eso me lo dice alguien que se enamora de ropa que ve en un escaparate.
-Sabes que no es lo mismo.

-Lo que pasa aquí, es que don “tengo una vida perfecta aún siendo la oveja negra” tiene envidia.
-¿Pero que estás diciendo Jacobo? Yo hablo de sentido común.
-Precisamente de lo que más has carecido en tu vida. Tendrías que dar gracias mucho mas a menudo. Porque si no recuerdo mal, no eres precisamente la persona mas estable para condenar a los demás. ¡Que ironía! Que hable precisamente de sentido común alguien que es más feliz con un Louis Vuitton en las manos que con su familia y amigos. Date cuenta de una vez que nunca tendrás nada ajeno a lo material. Y te jode ver feliz a los que te rodean. Pues te regalo tu vida de color de rosa. Es hora de tocar de pies en el suelo. Vas camino de los 30 y no a los 18.
-Tu relación esta abocada al fracaso Jacobo.
-No hace falta que digas nada mas. Ya me has hecho demasiado daño.


Y se fue. No sin antes Romper un plato que valía 35 euros. Despidiéndose al estilo Griego y dejándome a mí como el malo malísimo de la historia. Esa misma semana. Cuando estaba en terapia no pude dejar de lamentarme sobre lo larga que era la vida, y lo corta que era mi inteligencia.
Yo que creía que era un patoso en mi vida personal y un perfecto ejemplo en la vida social. Incluso el terapeuta, me dio la razón. La relación de Jacobo estaba completamente abocada al fracaso. Al salir a la calle las lágrimas acudieron a mis ojos. Me sentí demasiado mala persona para merecer ir en taxi, así que pisando el asfalto caliente, empecé a andar sin rumbo.

Como en mi propio Vía crucis iba yo. Con la cabeza baja. Llorando de dolor reprimido. Reconozco que metí bien la pata. Y que tal vez me falto tacto para darle mi opinión a Jacobo. ¿Pero porque iba pedir perdón, por algo que yo sabia que era verdad?

Mi decoro emocional estaba en medio de una crisis. Y lo único que podía hacer era ir calle abajo llorando y soportando como los vecinos comentaban lo bajo que estaba mi apellido gracias a mi buen hacer. Pero de repente tuve una revelación. Si la suerte existía, yo lo tenía bien fácil. Como si la muerte me esperara en la esquina, me armé de valor, saque el teléfono de mi bolsillo y borrando el número del Jacobo le expulse de mi vida.

34. Promiscuidad de Multimarca.


A pesar del calor abrasador que azota la ciudad de Barcelona, aún hay gente que necesita alicientes lúdicos para entretenerse. Es por eso que una presentación en sociedad de cualquier gadget de edición limitada, es un buen momento para encontrarse con la teenager jet de moda y dejar que esta radiografíe de arriba abajo antes de dignarse a darte un beso, eso si, sin perder su cara de asco crónica.

Aunque aburridas, estas son fiestas necesarias. Descaradamente es obligatorio asistir, si quieres que el resto de la ciudad condal sepa que vives. Y quien falta es sospechoso de estar en una clínica de rehabilitación, en lugar de emborrachándose.

Antes de bajar del coche, y delante del espejo, me peine con desgana. Volviéndome a jurar que este era el último acto al que asistiría. Barcelona es pequeña y aburrida. Y las probabilidades de que un alto porcentaje de los invitados acabaran esnifando cocaína en el piano bar de Fellini flotaban en el aire. Aunque la culpa de que mi ciudad sea tan aburrida, la tienen toda esa gente estirada, aburrida y clasista que pisan alfombras libres de colillas.
Con la cabeza bien alta entré a la Nokia Mega Store. Una tienda donde puedes encontrar desde el primer Nokia de la era jurasica, hasta el último modelo con carcasa de platino. Muchas caras conocidas, enemigos a tutiplén, y en el fondo rodeada de cámaras la Miss España de dios sabe que año promocionando el último teléfono de Nokia. En un rincón un 5% mas discreto la típica adolescente rica. Hija de no se que juez y una decoradora de interiores que triunfa en Europa. Soportando con cara de fastidio, los 10 chicos bronceados y fibrados que le dicen lo guapa que esta. Somos viejos conocidos, así que en algún momento que otro de la noche acabare haciendo ver que nos adoramos, mientras nos peleamos por los restos de la barra libre.

La noche transcurre. Aburrida, y el alcohol parece ya no hacerme efecto. En mi mano ya tengo dos cajas de teléfonos. Y antes de que me regalen un tercero me siento en un sofá de terciopelo. Pocos segundos después llega ella. Bronceado de la costa andaluza. Y un vestido fluorescente de la penúltima colección de Dior. Cuando se sienta murmura – ¿Terciopelo en verano? ¡Que asco!- Y tras darme el beso de rigor, se marcha con su olor afrutado. Sabe que la adoran. Y cuando su apretada agenda se lo permite, no tiene problema alguno para quedar con un marica como yo, y dejarse querer. Es de esas chicas que con menos de 20 años ya ha salido en las páginas centrales de ¡HOLA! como una de las futuras herederas españolas. Acabara dedicando su vida a rastrillos benéficos, y es muy probable que la primavera siguiente encuentre a su marido en el baile de debutantes.

Cuando acaba la presentación todo el mundo se traslada a Otto sutz. Una discoteca de la zona alta donde se me ha visto haciendo cosas muy bajas. Allí esta ella. Reclamada por miles de personas que le preguntan por sus padres, y ella promete dar recuerdos y una llamada en Navidades. Con una pose autómata atiende a la gente. Siempre muy correcta, pero con ganas de divertirse acumuladas.

En la zona ajardinara la fiesta esta en su momento álgido. La música de piano no es precisamente la mejor acompañante, pero me distrae viendo como generaciones futuras se dejan querer por otras no tan en primera línea.
En un rincón esta sentada Regina. Modista de la jet set Barcelonesa. Y la culpable de que Ricochet tenga una capa de terciopelo morada. Aunque no nos tenemos mucha estima me saluda asintiendo la cabeza, y levantando la copa. Acto seguido me olvida y sigue haciéndose carantoñas con un chico que podría ser su nieto.

A pesar de el bullicio de la gente, me cuesta esfuerzos no acabar bostezando. Así que antes de hacer el ridículo voy al baño a lavarme un poco la cara. Los baños son mixtos. Un espacio diáfano con cubículos. Mientras me miro en el espejo escucho como alguien jadea. ¡En una de las letrinas alguien esta follando! Me lo tomo con calma, ya que quiero saber quien es el valiente que tiene sexo con el calor que hace.
Unos minutos después sale un chico fornido. Y acto seguido ella. La chica que lo tiene todo. Con una sonrisa saca una polvorera compacta de un bolso Vuitton que aun no ha pisado tierras hispanas.

-Buenas noches.
-Ese no era…
-Si. El chico de la puerta. Hoy en día es muy importante la seguridad personal. ¿No crees?

-Por cierto, pensaba que estabas saliendo con un chico. ¿Ya sabe que eres pluriempleada?
-No seas antiguo. ¡Eres Toni Hilton!
-¿Entonces?

-Ese chico del que tú hablas fue un pasatiempo. Él solo quería dinero, y follaba muy bien.
-Amor profundo vamos.
-Además, me engaño con otra. Era mucho mas guapa que yo, pero una don nadie.
-Vaya. No sabía nada.
-No seas mentiroso ¡Eres Toni Hilton!
-Ya sabes. El decoro.
-Desde ese día solo soy fiel a ciertos hombres.
-Asi que hay más de uno…
-Christian Dior, Louis Vuitton, Zac Posen, Yves Saint Laurent…

Y se marchó en busca de una copa. Subida en sus stilettos de colección crucero y en busca de un nombre nuevo. La verdad es que visto así, la promiscuidad es mucho menos fea cuando la hace una chica que viste de Dior. Y pensándolo bien. Era normal que se lo pasara bien, ahora que era joven. Tiempo más tarde me entere por su madre que ya estaba prometida. El baile de debutantes era una costumbre anual. Todas las fortunas de la ciudad condal y provincia pactaban matrimonios entre sus hijos jóvenes. Las chicas y los chicos se prometían y sus respectivos padres fusionaban empresas y expandían horizontes empresariales.
Cuando en una fiesta me la volví a encontrar le di el pésame. Ella me prometió que su vida volvería a ser igual a la de siempre, salvo que ahora tenía que aprender a ser mas discreta. Le prometí que le guardaría el secreto, y ella me prometió que yo seguiría siendo su marica favorito. Y quien sabe, si el diseñador de su vestido de novia para el reportaje para la zona de sociedad en ¡HOLA!

33. Excrementos veraniegos.


Sin saber porque, llega una mañana en la que me desperté y todo olía a verano. Levantarme no fue tan dificultoso como 5 meses antes. El sol entraba por la ventana, ese mismo sol que bañaría las calles durante los próximos 3 meses y que estaba bronceándome la cara, al mismo tiempo que aclarando uno o dos tonos mi color de pelo.

El terapeuta fue tajante. La felicidad es tan solo proporcional a las cosas que nos hacen bien. Entonces según esa teoría freudiana, mi felicidad era proporcional a las horas de sol que disfrutara de ahora en adelante.
Así que sin pensármelo mucho cogí mi toalla y me fui a la calle. Ya cruzaba la calle cuando escuche como mi abuela gritaba como una loca. Desde la ventana me exigía que volviera a hacerme la cama. Pero yo ya estaba por encima de todo eso. Era un nuevo Toni. Guapo, joven y mucho más veraniego. Esa cama (que pensaba usar poco) que la hiciera alguien que aun viviera sumido en sentimientos invernales.

Las calles lucían como solo lo pueden hacer esos 3 meses del año. Y yo estaba social como sospechosamente solo lo estoy durante esos mismos meses. Por suerte solo pasa una vez al año, porque prodigarse durante 365 días arruinaría mi bolsillo, y acabaría con el suicidio de mi terapeuta. Pero ahora lo que cuenta es vivir el presente y no pensar en el mañana. Y yo de eso se muchísimo.
Caminando en silencio no pude evitar sentirme culpable. ¿Pertenecer a una elite demasiado efímera era curarme en salud? No podía permitir que nada ni nadie estropearan un verano que aun no había sido desprecintado. La toalla seria mi única y mejor amiga. Pero paradójicamente, como en mi calle solo faltan rubias en bikini y palmeras para parecerse un poco mas a las de Los Ángeles, acabe olvidándome de lo que hasta hacia un segundo me amargaba, y acabe modelando y mirándome en los escaparates sonriendo como un bobo.

Aunque mi momento duro menos de los 5 minutos de rigurosa gloria. El típico ‘Yo-es-que-soy-mas-de-invierno’ interrumpió mi sesión de fotos imaginaria con un;

-¿A estás horas llegas a casa?
-¡Pero que dices! Si ahora me iba a la piscina.
-¿Tu? ¿A la piscina? ¿Ya sabes que es pública?
-Voy a la piscina, sí. Y voy entre otras cosas, para no ver gentuza como tu. Así que si no te importa ¡Quita de en medio!
-Pues si que debes estar mal para ir a la piscina…
-Cuando estoy mal me tomo un Stilnox10 y no molesto a los demás como tu. Y te informo que ya puedes ir contándole a todo el mundo, que me has visto con toalla al hombro y raqueta de tenis en mano.
-Tranquilo. No pasas precisamente desapercibido.

Cuando ese bobo se marchó, yo y mi toalla XXL con estampado de Cebra tuvimos una charla a solas. Como podían llegar a molestar esos gorrones emocionales. Chupaban la energía ajena. Y Vivian de sembrar dudas existenciales en gente superficial como yo. La toalla no dijo nada. Pero se perfectamente que me dio la razón. Que fue razón precisamente la que me faltó al llegar a la puerta de la piscina.

¡Estúpido de mí! Vivía ignorando que en las piscinas tuvieran seguridad. Un gorila albano kosovar con bermudas y Doctor Martins, mostró una falta aguda de tacto veraniego cuando me vetó la entrada -¡Alto!- A lo que yo hice caso omiso. –Alto he dicho ¿o es que estás sordo? Como no me gusta discutir cuando voy ebrio, muy educadamente intente explicarle. He de reconocer que por el pánico que sentía. Y es que juraría que ese gorila en cualquier momento podía pegarme un puñetazo si no respetaba las normas de la piscina.

-Con calzado de la calle aquí no entras ¿Entendido?
- No quiero ser atrevido, pero es que solo traigo este calzado, y perdone mi osadía, pero no creo que unas zapatillas Lacoste nuevas puedan dañar las instalaciones.
-¿Tu quieres entrar?
-Obviamente.
-Entonces fuera zapatillas.
-Pero yo…
-Con calzado de la calle aquí no se entra. ¿Entendido?

Y a pesar de que llevo el estilismo en la sangre, tuve que entrar con unas zapatillas de 170 euros en una bolsa de ‘Congelados Martín’ el precio a no discutir más con una mole humana del este. Y aunque mi dignidad estaba dentro de una bolsa de plástico preferí no tentar a la suerte, y ganarme un puñetazo. Por suerte, no todo es tan malo. En la zona de frontón (juego absurdo que nunca he acabado de entender) estaba mi chico de verano. Por miedo a un pelotazo opte por ir a la zona ajardinada. Tendí mi toalla, encendí mi iPod, y busque una buena BSO para esa mañana de esplendor veraniego.
El sol brillaba con toda su fuerza. Y a ritmo de Summer night city de ABBA, disfrutaba yo de un Calipo Limón. Sin sospechar que cerca de mi, alguien iba a estropear en breve mi mañana de lujuria veraniega.

A pesar de subir el volumen de mi iPod, un enjambre de señoras escandalosas impedía que me concentrara. Y fue al incorporarme cuando; ¡Mierda! Y nunca mejor dicho. Esas señoras tan grotescas a la par que bronceadas, se reían de mi. Bueno. Mejor dicho de una niña de no más de 4 años que de manera inocente acababa de defecar en el césped, justo al lado y casi encima de mi toalla. Justo fue aumentar mi ofendimiento, que crecían las risas de esas marujas estúpidas.

Tanta risa por una niña que no controla sus esfínteres. Que publico tan poco exigente. Pero ya era el colmo. Esa niña había despertado en mí la ira hacia el buen tiempo. A partir de ese momento renegaba de todo lo que tuviera que ver con Junio Julio y Agosto. De camino a la puerta, mi chico de verano vino a invitarme a un helado, pero en ese momento lo ultimo en lo que podía pensar, era en disfrutar del buen tiempo.

Volviendo a casa, y a pesar del sol que lucia en lo alto, todo me parecía muy feo. Las lágrimas distorsionaban los colores, y todo se parecía poco al amarillo, más bien al color mierda. La misma que salía del culo de esa niña inútil. Ni pude ni quise evitarlo. Tiré la toalla a un contenedor. Eso me pasaba por confiar en una estúpida toalla como mejor amiga. Sin pensarlo me metí en casa y cerré las persianas a la espera de que llegara la noche. Esa niña me obligaría a ser un ser nocturno, pero la noche seria mi nueva mejor amiga. Al menos cuando me gusta salir de noche, no tengo el riesgo añadido de encontrarme con menores. Y es que cuando salgo a divertirme los niños que no controlan sus esfínteres hace ya muchas horas que están durmiendo.

32. Masturbación furtiva.

Supongo que sin darme cuenta llegó a mi vida. El otoño se instaló en casa. Haciendo que me sienta vacio y fuera de lugar. A pesar de no gustarme, es una sensación que ni quiero ni puedo evitar. Y a pesar de soy consciente de que no hace para mi vida ni mis emociones, me he de conformar con mirar como el otoño mete en baúles todas mis emociones a la espera de que alguien las necesite. Mientras eso sucede, sigo llorando a la espera del buen tiempo.
Pero dejando de lado a sentimientos y emociones que pronto olerán a naftalina, en mi subconsciente soy perfectamente consciente de que vivo una melancolía de quita y pon. De esos dramas que viven pegados a mi con celo, y que puedo desprenderme de ellos de un segundo para otro.

Nunca falla. Siempre que cambiamos de estación me sangra la nariz. Mi nariz se vuelve roja. Me pican los ojos, y me desoriento con facilidad. Este proceso anual impide parece solo ocurrirme a mi. Al resto de mortales el cambio de estación, despierta una especie de Promiscuidad de hoja perenne. Y fue un ‘amigo’ en proceso de apareamiento el que estropeó una tarde que en principio, tenía dedicada en exclusiva al drama en individual.

Recuerdo que esa tarde estaba haciendo inventario en mi vestidor. Mirase donde mirase, no encontraba nada que hablara del otoño. Me incomodó sentirme rodeado de T-Shirts, bermudas y chancletas. Perdiendo el tiempo pensando en como dar la bienvenida a una estación a la que yo importaba una mierda. Ya que si me quisiera un poco, impediría que me sangrara la nariz y pareciera que seguía metido y metiéndome en el mundo de la cocaína.

Ocupado en mis quehaceres, y controlándome para dejar de odiar a una estación, me encontraba. Cuando de repente el teléfono me despertó de mi crisis.
Vi el numero, y aunque me sonaba vagamente, no lo tenia registrado bajo ningún nombre recordable. Decidí no coger la llamada de un desconocido. Ahora era un chico nuevo. Un Toni de otoño. Pero la insistencia del interlocutor fue tanta que al final me rendí y respondí a su llamada.

-¿Si?
-¡Está mirando Porno!
-¿Perdona?

Y la llamada se colgó. Dejándome con la duda de quien era el obsceno que miraba porno un Martes a las 7 de la tarde.
Ya ni me acordaba de esa llamada. Cuando vino a mi encuentro Benjamín. Frente a frente. Los dos solos. Después de que su huida a la monogamia me dejara a mi como un mejor amigo del ayer. No negare que le odiaba. Pero con un odio intermitente. En parte porque le quería, en parte por mi inconstancia. Sus ojos estaban lagrimosos. Mi curiosidad aumentaba por momentos. Y es que la llamada que recibí era suya.

Con notable dificultad, me explico lo sucedido. Llegando a casa había encontrado a su novio perfecto masturbándose mientras consumía pornografía.

-Toni. Ha sido horrible. Por un momento pensé que vomitaba ahí mismo.
-Es curioso. Tu novio siempre me ha provocado esa misma sensación cuando lo he tenido cerca.
-Deja de mofarte de mí. He venido en busca de tu comprensión. Eres mi mejor amigo.
-Ah. Claro.
-Lo he encontrado en nuestro sofá. Tocándose.
-Haciéndose un pajote vamos.
-Toni, ya me has entendido.
-Solo quería matizar ese onanismo al que te refieres.
-Parece que no te sepa mal. Que apoyes que mi novio haga esas cosas a mis espaldas.
-¿A mi? porque me iba a importar, si ambos sabemos que tu novio nunca me ha caído bien.
-Solo quiero que sepas que cuento contigo en los malos momentos.
-Benjamín. Hace dos años, tú eras la mas puta de todas las maricas de Barcelona.
-No es lo mismo.
-Supongo que es mas que evidente. Tu problema es que en un pasado no muy lejano, te comías las pollas de dos en dos. Y de repente te asustaste al ver que te había enculado todo Barcelona. Por eso quisiste centrar tu vida en una monogamia inmediata, con el primer payaso que apareció en tu vida y no te pidió si querías que te preñara la garganta.
-Supongo…
-Benjamín. Quisiste restregar tu relación ‘perfecta’ a bombo y platillo. Ahora has visto que tu pureza prefabricada aburre a tu pareja, y que de repente ese rollo asexual le ha aburrido y busca consuelo en la pornografía. En el fondo aunque no lo sepas, o me lo vayas a negar. El se masturba a espaldas tuyas y tu le pones a parir a escondidas suyas para no romper esa monogamia publica. No queréis que todos los que no daban un duro por la zorra y el pardillo se salgan con la suya.

-Tienes toda la razón. ¿Como he podido ser tan estúpido?

Y su entereza se vino abajo. Mis crudas palabras le hicieron llorar. Mientras lo único que a mi me importaba en ese momento, es que el otoño me pusiera en su lista VIP.
Benjamín ahogaba sus penas en alcohol. Y fuera el tiempo seguía igual de asqueroso. Ignorando todos que el marido perfecto venia en busca de su Romeo traumatizado.
El timbre sonó. Benjamín me imploró que no abriese por nada del mundo. Y que de hacerlo negara que él se encontrara en mi casa. Fui educado. Abriendo la puerta y dejando que esa turbulencia amorosa se colara en mi casa. No podía evitar sentir lastima por las relaciones con fecha de caducidad. La de Benjamín estaba muy cercana. Dependía de mi mismo. Podía mandar a pajearse a ese estúpido y recuperar a mi amigo. Aunque mi conciencia me advirtió que no lo hiciese. Y opté tan solo a sonreír y anunciar su llegada en voz alta.

-Hola. ¿Esta aquí mi novio?
-¿Y tu novio es?
-No te hagas el tonto. Sabes perfectamente quien es.
-¿Es que se ha escapado del nido de amor?

-Ha salido y tarda mucho en volver. Pensé que tal vez podía estar contigo.
-Ah, te refieres aquí conmigo. Borracho y drogado hasta las cejas.
-Yo no he dicho eso.
-En mi cara nunca, desde luego…
-Ni quiero ni tengo tiempo para discutir.
-Eso eso. Vete a tu jaula a tocarte. ¡Mandril, que eres un mandril!
-¿Que has dicho desgraciado?

Y antes no me partiera la cara, cerré la puerta en sus morros.
Benjamín estaba tirado en el suelo. Riéndose sin parar. Y felicitándome por haber llamado mandril a ese asqueroso. Pero fuera las cosas eran antagónicamente otoñales. El amor no conocía límites. Y ese mandril aporreaba mi puerta furiosamente. Fueron tres horas de reloj. Insultándome a mí. Pidiendo llorando que Benjamín saliera a perdonarle. Con bastante dificultad nosotros manteníamos el equilibrio para bailar con la música más y más fuerte y no escuchar esos gritos de simio irritado.
Por un momento me recordé a mi mismo. Cuando tenia intimo amigo. Y la monogamia aún no nos había separado. Benjamín y yo brindábamos. Por nosotros, por el otoño. Por estar solteros, y sobretodo por el gilipollas que invento las relaciones adultas.

Pero como todo lo bueno si es breve es dos veces bueno. Al final mi abuela abrió la puerta llegando de misa, y ese tontaina se coló detrás de ella. Delante de mí sucedió la desgracia. Perdí nuevamente a mi mejor amigo. Incorporándose con dificultad Benjamín corrió a brazos de su querido esposo. Su novio me acuso de emborracharlo en contra de su voluntad. Y yo sentado en el suelo vi como este me hacia señas de ‘te llamaré’. Su novio se lo llevo como el gorila dominante de la manada que era. Una vez más yo era el malo de la jungla. Aunque al paso que me iba tratando el otoño, no tenia pensado salir de casa hasta verano, y por ese entonces, seguro que NADIE se acordaba ya del abuso que hice de un ex amigo vulnerable.