32. Masturbación furtiva.

Supongo que sin darme cuenta llegó a mi vida. El otoño se instaló en casa. Haciendo que me sienta vacio y fuera de lugar. A pesar de no gustarme, es una sensación que ni quiero ni puedo evitar. Y a pesar de soy consciente de que no hace para mi vida ni mis emociones, me he de conformar con mirar como el otoño mete en baúles todas mis emociones a la espera de que alguien las necesite. Mientras eso sucede, sigo llorando a la espera del buen tiempo.
Pero dejando de lado a sentimientos y emociones que pronto olerán a naftalina, en mi subconsciente soy perfectamente consciente de que vivo una melancolía de quita y pon. De esos dramas que viven pegados a mi con celo, y que puedo desprenderme de ellos de un segundo para otro.

Nunca falla. Siempre que cambiamos de estación me sangra la nariz. Mi nariz se vuelve roja. Me pican los ojos, y me desoriento con facilidad. Este proceso anual impide parece solo ocurrirme a mi. Al resto de mortales el cambio de estación, despierta una especie de Promiscuidad de hoja perenne. Y fue un ‘amigo’ en proceso de apareamiento el que estropeó una tarde que en principio, tenía dedicada en exclusiva al drama en individual.

Recuerdo que esa tarde estaba haciendo inventario en mi vestidor. Mirase donde mirase, no encontraba nada que hablara del otoño. Me incomodó sentirme rodeado de T-Shirts, bermudas y chancletas. Perdiendo el tiempo pensando en como dar la bienvenida a una estación a la que yo importaba una mierda. Ya que si me quisiera un poco, impediría que me sangrara la nariz y pareciera que seguía metido y metiéndome en el mundo de la cocaína.

Ocupado en mis quehaceres, y controlándome para dejar de odiar a una estación, me encontraba. Cuando de repente el teléfono me despertó de mi crisis.
Vi el numero, y aunque me sonaba vagamente, no lo tenia registrado bajo ningún nombre recordable. Decidí no coger la llamada de un desconocido. Ahora era un chico nuevo. Un Toni de otoño. Pero la insistencia del interlocutor fue tanta que al final me rendí y respondí a su llamada.

-¿Si?
-¡Está mirando Porno!
-¿Perdona?

Y la llamada se colgó. Dejándome con la duda de quien era el obsceno que miraba porno un Martes a las 7 de la tarde.
Ya ni me acordaba de esa llamada. Cuando vino a mi encuentro Benjamín. Frente a frente. Los dos solos. Después de que su huida a la monogamia me dejara a mi como un mejor amigo del ayer. No negare que le odiaba. Pero con un odio intermitente. En parte porque le quería, en parte por mi inconstancia. Sus ojos estaban lagrimosos. Mi curiosidad aumentaba por momentos. Y es que la llamada que recibí era suya.

Con notable dificultad, me explico lo sucedido. Llegando a casa había encontrado a su novio perfecto masturbándose mientras consumía pornografía.

-Toni. Ha sido horrible. Por un momento pensé que vomitaba ahí mismo.
-Es curioso. Tu novio siempre me ha provocado esa misma sensación cuando lo he tenido cerca.
-Deja de mofarte de mí. He venido en busca de tu comprensión. Eres mi mejor amigo.
-Ah. Claro.
-Lo he encontrado en nuestro sofá. Tocándose.
-Haciéndose un pajote vamos.
-Toni, ya me has entendido.
-Solo quería matizar ese onanismo al que te refieres.
-Parece que no te sepa mal. Que apoyes que mi novio haga esas cosas a mis espaldas.
-¿A mi? porque me iba a importar, si ambos sabemos que tu novio nunca me ha caído bien.
-Solo quiero que sepas que cuento contigo en los malos momentos.
-Benjamín. Hace dos años, tú eras la mas puta de todas las maricas de Barcelona.
-No es lo mismo.
-Supongo que es mas que evidente. Tu problema es que en un pasado no muy lejano, te comías las pollas de dos en dos. Y de repente te asustaste al ver que te había enculado todo Barcelona. Por eso quisiste centrar tu vida en una monogamia inmediata, con el primer payaso que apareció en tu vida y no te pidió si querías que te preñara la garganta.
-Supongo…
-Benjamín. Quisiste restregar tu relación ‘perfecta’ a bombo y platillo. Ahora has visto que tu pureza prefabricada aburre a tu pareja, y que de repente ese rollo asexual le ha aburrido y busca consuelo en la pornografía. En el fondo aunque no lo sepas, o me lo vayas a negar. El se masturba a espaldas tuyas y tu le pones a parir a escondidas suyas para no romper esa monogamia publica. No queréis que todos los que no daban un duro por la zorra y el pardillo se salgan con la suya.

-Tienes toda la razón. ¿Como he podido ser tan estúpido?

Y su entereza se vino abajo. Mis crudas palabras le hicieron llorar. Mientras lo único que a mi me importaba en ese momento, es que el otoño me pusiera en su lista VIP.
Benjamín ahogaba sus penas en alcohol. Y fuera el tiempo seguía igual de asqueroso. Ignorando todos que el marido perfecto venia en busca de su Romeo traumatizado.
El timbre sonó. Benjamín me imploró que no abriese por nada del mundo. Y que de hacerlo negara que él se encontrara en mi casa. Fui educado. Abriendo la puerta y dejando que esa turbulencia amorosa se colara en mi casa. No podía evitar sentir lastima por las relaciones con fecha de caducidad. La de Benjamín estaba muy cercana. Dependía de mi mismo. Podía mandar a pajearse a ese estúpido y recuperar a mi amigo. Aunque mi conciencia me advirtió que no lo hiciese. Y opté tan solo a sonreír y anunciar su llegada en voz alta.

-Hola. ¿Esta aquí mi novio?
-¿Y tu novio es?
-No te hagas el tonto. Sabes perfectamente quien es.
-¿Es que se ha escapado del nido de amor?

-Ha salido y tarda mucho en volver. Pensé que tal vez podía estar contigo.
-Ah, te refieres aquí conmigo. Borracho y drogado hasta las cejas.
-Yo no he dicho eso.
-En mi cara nunca, desde luego…
-Ni quiero ni tengo tiempo para discutir.
-Eso eso. Vete a tu jaula a tocarte. ¡Mandril, que eres un mandril!
-¿Que has dicho desgraciado?

Y antes no me partiera la cara, cerré la puerta en sus morros.
Benjamín estaba tirado en el suelo. Riéndose sin parar. Y felicitándome por haber llamado mandril a ese asqueroso. Pero fuera las cosas eran antagónicamente otoñales. El amor no conocía límites. Y ese mandril aporreaba mi puerta furiosamente. Fueron tres horas de reloj. Insultándome a mí. Pidiendo llorando que Benjamín saliera a perdonarle. Con bastante dificultad nosotros manteníamos el equilibrio para bailar con la música más y más fuerte y no escuchar esos gritos de simio irritado.
Por un momento me recordé a mi mismo. Cuando tenia intimo amigo. Y la monogamia aún no nos había separado. Benjamín y yo brindábamos. Por nosotros, por el otoño. Por estar solteros, y sobretodo por el gilipollas que invento las relaciones adultas.

Pero como todo lo bueno si es breve es dos veces bueno. Al final mi abuela abrió la puerta llegando de misa, y ese tontaina se coló detrás de ella. Delante de mí sucedió la desgracia. Perdí nuevamente a mi mejor amigo. Incorporándose con dificultad Benjamín corrió a brazos de su querido esposo. Su novio me acuso de emborracharlo en contra de su voluntad. Y yo sentado en el suelo vi como este me hacia señas de ‘te llamaré’. Su novio se lo llevo como el gorila dominante de la manada que era. Una vez más yo era el malo de la jungla. Aunque al paso que me iba tratando el otoño, no tenia pensado salir de casa hasta verano, y por ese entonces, seguro que NADIE se acordaba ya del abuso que hice de un ex amigo vulnerable.

5 comentarios:

Pueblerino Cool dijo...

Que retorcida, jajaja.

Yo no sé de qué se asustaba tu amigo. Al fin y al cabo, la masturbación es la única forma que tenemos todos de escapar a veces de la monogamia. Por mucho que queramos a nuestros respectivos, es de humanos fantasear...

¡Un besote!

PD: No he entendido tu último mensaje en mi blog. Seré cortito... jajaja.

Pueblerino Cool dijo...

Ey, niño, claro que sé que son anécdotas de tu vida. No sé por qué dices que no las entiendo. Simplemente me tomo las cosas con humor porque las presupongo pasadas. Me aburre andar dejando comentarios rollo pesimistas.

Sé que sufrirías al ver a tu amigo irse con ese tío y encima que te echara la culpa de su ciego.

De todas formas, sigo pensando que el número que montó por una simple paja no tiene mucho sentido. Si quería al mandril que se quedara con él y no fuera liándola a tu casa. Si no, pues que lo hubiera dejado.

A eso me refería, a que el numerito me parecía una escusa para poner verde a su novio y desacreditarlo delante de ti. Sin embargo, me da la impresión de que en realidad lo quería y por eso se fue con él. El hecho es que a veces tenemos la necesidad de criticar a los que tenemos al lado para sacar el rencor que tenemos por otras cosas que nos han hecho, pero creo que hay que tomar decisiones y tu amigo la tomo. Después, que no se lamente, ¿no?

¿Ves? Cuando quiero también puedo sacar mi lado psicológico, jajaja.

¡Un besote!

Thiago dijo...

jaja pero a donde vas con tanto Vogue?
uy veo que te has hecho muy amigo de Pueblerino, jaja bueno, me alegro. es muy majo.

bezos

el Shysh dijo...

Este amigo tuyo es un poco drama queen. Si le hubiera encontrado liado ocn otro lo hubiera entendido, pero haciendose un apaja, nooooooo.

Sucubed dijo...

Valla numero tan idiota el de tu amigo
todo ese teatro al final no tuvo ningun sentido
eres sin duda interesante