58. Despedida paulatinamente unilateral.



Era un día climatológicamente neutro donde nada sorprendente podía cruzarse en mi camino. A pesar de que Barcelona es monótona y previsible tiene la capacidad de hacerte sentir ciudadano pleno a partir del Miércoles al mediodía hasta el Domingo a altas horas de la madrugada cuando terminando la semana te sientes satisfecho de vivir en esta y no en otra capital Europea.

Vivir al margen de todo credo conocido era espontáneamente complicado. Ya eran muchos los que habían marchado en busca de una estabilidad, y parecía que ahora era mi turno aunque no supiera (aún) cual era mi papel en la sociedad.
Aquí no valían terapeutas que arreglaban problemas, o barbitúricos de emergencia en el fondo de todos los bolsos. Así que en busca de una nueva vida, salí a la calle siendo natural. Sin dar importancia a como iba peinado y desde hacía mucho tiempo dejando la PDA en casa.

Si algo malo tenia vivir en el soho de cualquier ciudad era el ser totalmente incompatible con empezar de 0. Todo me recordaba los días de sol a sol cuando solo tenía en mente divertirme. Cuando todo era tan fácil como no pensar en nada que no pudiera comprarse con dinero. Pero por alguna razón aún desconocida me encontraba solo con una sensación amarga en el subconsciente. A decir verdad no faltó mucho para que esa sensación se materializara para convertirse en persona.

Lo malo de vivir dominado por corrientes urbanas es que llegas a los 20 años y aún te cuesta fijar residencia y si encima la Diagonal cruza cualquier nuevo destino IN para vivir resulta inevitable cruzarse con el dueño y señor de la parte alta de esta.

Ricochet bajaba por la Diagonal en dirección al edificio IBM cuando me vi escondiéndome en las escaleras del Bankinter central. Una especie de pánico se apodero de mi haciéndome sentir torpe y ridículo. Mi cuerpo paralizado era presa de los nervios y Ricochet ajeno a todo pudo pasar de lejos pero me vi en la obligación moral de llamarle.

Su cara de sorpresa hizo que en los 3 minutos que el semáforo estuvo en rojo a mi se me hicieran eternos. Sin dar importancia a que le había echado de mí vida de manera unilateral vino hacia mi con cara de enfado y me dijo.

-¿Se puede saber donde has estado estas ultimas semanas? ¿Que haces en mitad de la Diagonal? ¿Sentado en las escaleras de un banco, es que aún no te has ido a dormir?
-¡Cállate!
-¿Te encuentras bien?
-Cállate un momento, y escúchame.
-Te he llamado un montón de veces pero siempre desconectado, no respondes a mis mails, y nadie sabia absolutamente nada de ti.
-¿Te callaras?
-Si, claro.
-Muchas gracias.
No estoy en mi mejor momento y por eso he tenido el teléfono apagado.
-No mientas. Tú estás enfadado conmigo.
-Tal vez.
-¿Y crees que es mejor tener el teléfono apagado que hablar conmigo de lo que te haya pasado?
-Es mi manera de tratar los conflictos que me rodean.
-Quiero que te quede claro que siempre que me necesites en la medida que pueda estaré a tu lado.
-Pero ese es el problema Ricochet. Que tú solo puedes ayudarme económicamente y ese no es el tipo de ayuda que necesito.
-¿Pretendes entonces que te persiga?
-No entiendo que quieres decir.
-Joder Antoni, eres lo mas parecido a un libro cerrado. No se nunca como te sientes, y si tengo que guiarme por tus brotes psicóticos…
-Déjalo. Tampoco te estoy pidiendo nada.
-Pero se que lo necesitas.
-Cuéntame que tal han ido estas semanas sin mí.
-Pues precisamente te he llamado para invitarte al cumpleaños de Ricochet JR.
-No hace falta decir más entonces. Ya nos llamaremos y concretamos.
Espero que antes podamos hablar. Ya te llamare antes.


Alejándose Diagonal abajo no pude evitar sentirme idiota. Yo quería echarle de mi vida y él me invitaba a un ridículo cumpleaños perruno.
Aunque teniendo esas conversaciones en el soho de Barcelona no pude evitar preguntarme de que hablarían en la periferia. Levantándome de las escaleras de Bankinter tuve la excusa perfecta para ir a comprar un pullover digno de mi mismo.

Con un pullover nuevo con un perrito bordado en el pecho me planté en el edificio de Ricochet. Una estructura solida pero de apariencia fragil que solo los pájaros sabían lo alta que llegaba a ser. Levantada en cristal por los cuatro costados. Con un portero ya conocido que me abrió la puerta con una sonrisa automática.

Subiendo en el ascensor me sentí privilegiado. Aunque Ricochet JR solo era un Fox terrier consentido, no todo el mundo terminaba el otoño asistiendo a una Pet Party. Por suerte yo sabia indignarme en mi interior, y el haber estudiado en buenas escuelas me permitía tener una educación exquisita.

Ya en la fiesta me di cuenta de que ese estúpido perro cumpliera años o no era tan solo una excusa para que Ricochet y yo nos quedáramos a solas. Toda una planta del edificio para arreglar una situación que al parecer solo veía yo.

Comiendo tarta empecé a sentir que la gente cool me escondía que ya no formaba parte de ellos. Ricochet en cambio se permitía salir a la calle con un perro disfrazado de Barbarella porque sabía que sus vecinos solo le criticarían a su espalda.
En mi caso salir de un entorno tan conservador era sinónimo de vivir una homosexualidad de segunda. Como si yo solo fuera un chico del montón de los chicos que no lo son. Intentando arreglar los estragos de un verano que ya duraba demasiado saque la polvorera y justo entonces vi en ese espejo diminuto como una lágrima caía por mi mejilla.

¿A donde habían ido todas esas amistades de Biblioteca? Todas esas personas que habrían echo de mi una persona con valores fundamentalistas. Resultaba cínico preguntármelo a mi mismo, era de terrible mal gusto usar la retorica para algo tan fácil. Esas amistades vulgares y corrientes habían muerto porque nunca les presté la atención que merecían. Como si fueran unas plantas que nadie riega y que una mañana encuentras secas expuestas a una muerte ya anunciada.

La fiesta transcurrió. Mi negativa a hablar de cómo me sentía me hizo salir de ese edificio como si fuera una caja de cristal que se negaba a protegerme un solo día más.
En busca de un taxi que me llevara lejos del mundanal ruido incompatible con mi crisis existencial. Cuando de repente unos gritos ajenos a mis demonios interiores me despertaron.

El tranvía había arrojado a una mujer. Que insensatez morir arrollado en mitad de la tarde. Justo delante de todas esas personas que emitirían juicios gratuitos hacia algo que ni la mujer o el conductor sabrían explicarse a si mismos.

¿Qué sentido tenia que comparara amistades con botánica si de repente podíamos morir atropellados por un vulgar tranvía?

Esa mujer había sido salvada de milagro. Quien sabe si por que Dios lo quiso así o porque el tranvía no va a gran velocidad, pero ella había echo un intento de sacrificio metropolitano. Y eso me hizo sentir aún mas incomodo con Barcelona. Una ciudad en la que planea la tristeza la muerte o las crisis existenciales en cualquier rincón.



57. Nuevos semestres nuevas amistades.


Un día te sientas frente a la ventana y ves que han sido muchas las ocasiones en las que has ido de la mano de la incredulidad. Como si el propio Instyle hubiese hablado de ella bautizándola como el Hit otoñal con el que los post adolescentes snob no podrán vivir. Con otoño en el calendario y sin amigos en la PDA me encontraba cuando me dio por rememorar.

Si alguien dijo que tiempos pasados fueron mejores lo dijo viviendo con una venda en los ojos. Y pensándolo fríamente no se si podía llamar amigos a gente que se moría de envidia cuando a otros les iban bien las cosas. Pero así es como habían ido las cosas en el mundo rosado y ahora que estaba casi desvinculado a él no podía hacer otra cosa que corregir errores del pasado en mi mente para pasar de la mejor manera posible un tedioso Sábado por la tarde.

Por si fuera poco mi entorno no me ayudaba en absoluto, entendiéndose por entorno pilas enormes de Vogue que rezaban un estilo de vida que como poco me había sacado lo poco que me quedaba de salud mental. Por fortuna mi teléfono sonó en el mismo instante que pensaba seriamente en retomar algo de Kant.

Era el pesado de Pelayo para saber como me encontraba. La ruptura en Replay había sido todo un seguimiento de masas rosada, y una publicidad extra para la tienda en si. Fue tal el aburrimiento que acabamos chismorreando de alguien bastante conocido para mi. Alejandro mi enemigo declarado número uno estaba saliendo con alguien lejano a su gama cromática. Por un momento la sensatez acudió a mi mente. Los chismorreos en Barcelona solían ser de muy mala calidad. Pero como se trataba de criticar alguien tan odioso como Alejandro y con poco que me esmerara tendría información de primera mano me deje llevar. Sin darme cuenta me vi soñando despierto; siendo otra vez anfitrión de meriendas gracias al cotilleo del año. Si la información era real Alejandro estaría saliendo con un Heavy.

Di un vistazo a mi PDA y aunque casi delirando pude encontrar personas que me reflotarían gracias a mí matricula de honor en psicología invertida.
Solo tenía que encontrar gente que odiara tanto o más que yo a Alejandro y magnificar un pelín dicha información. Pero la suerte jugando a mi favor hizo que días antes de la ansiada merienda encontrara al protagonista de mi historia en el canódromo. Con el frio ya pre invernal apareció Alejandro envuelto en una pashmina carísima que hizo quedar el Tag Heuer de mi abuelo como algo insignificante. Con la sinceridad que nos caracterizaba ignore el chico que le acompañaba y dije en tono claramente sarcástico;

-Ya me han dicho que tienes novio ¿eh?
-¿Novio? No se de que me estás hablando
-Conmigo no hace falta que disimules. Que yo ya se que estás saliendo con un chico. Puedes contármelo que te prometo que no se lo diré a nadie.
-De verdad Antoni que no se de que me estás hablando.
-Que mal disimulas Alejandro. Todos sabemos que estas saliendo con un Heavy, No se que haces negándolo delante de él.
-¿Ahora ya sois todos?
- Era una manera de hablar.
-Que nos conocemos…

Fue un primer encuentro bastante doloroso. Por suerte no había sacado el tema Gustavo y el segundo round pronto le quitaría esa prepotencia que tanto le caracterizaba.
Un ataque directo necesitaba de un arma básica. La mentira sería mi amiga y cuando llegué a la merienda todo el mundo tenia titulares dispares como que la familia de Alejandro ya conocía a la del Heavy o que este solo salía con él por el dinero.

Las caras de mis acompañantes eran un cromo. La psicología invertida estaba en marcha. Camuflando mis ganas de joder a Alejandro con preocupación de que un Heavy hiciera pasar el amor para aprovecharse de él. Todos ya tenían (gracias a mi) el miedo a que más podía pasarle a un chico de bien con un corazón tan grande.

Aunque pensándolo bien todos los presentes habíamos tenido alguna vez ese mismo miedo. La sensación de saber que todos usábamos bolsos de mas de 400 euros era un imán para los chicos de extrarradio. Pero no quise que mi promesa a no llorar nunca por un hombre que no se llamara Louis Vuitton me alejara de dejar a Alejandro de pobre victima delante de un pobretón sin escrúpulos.

Quedándome a solas con Pelayo aproveche para abordarle y preguntarle que era exactamente lo que él sabía.

-Les han visto hablando muy acaramelados. Pero si tú dices que ya han presentado a las respectivas familias debe ser algo serio.
-Olvídate de lo que yo he dicho.
-¿Que hipótesis tienes tú?
-Mi terapeuta me tiene terminantemente prohibido hacer cualquier tipo de hipótesis.
-Tampoco te he pedido una tesis.
-Yo diría que aquí huele a droga.
-¿Como se van a drogar?
-Hablan mucho y Alejandro niega que sean pareja. El Heavy es claramente su camello.
-Y esto claramente una hipótesis ¿verdad?
-Tranquilo. Es tan solo una hipótesis.

Pero con una sonrisa malvada cerré ese capitulo. Y cuando Pelayo se tranquilizo, decidí citar nuevamente a mis nuevos amigos y soltar la bomba informativa. Lo curioso es que tras decir adiós al rosa ahora mis amigos eran un poco más grises y nos tuvimos que ver en la Biblioteca de la facultad. Era vox populi que en las últimas semanas me rodeaba de gente bastante cuadriculada, pero un cambio de aires podía venirme bien.

Jurándome a mi mismo que nunca antes había pisado esa sala del edificio donde todos estudiábamos puse cara ceremoniosa y di el titular del semestre.

-¡No solo quiere robarle si no que encima le pervierte!
-Los melenas son todos unos viciosos.
-Y el otro es un tonto del culo, porque ya me dirás a santo de que quiere el drogarse.
-Pero si un día hicimos concurso de tequilas y a Alejandro ya le sangraba la nariz…
- ¡Que asco!
-Pues yo una vez follé con un pavo que le molaba la sangre y me confeso que le excitaba ver como alguien se mutilaba.
-¿Que gente mas rara te llevas tú a la cama no?
-No me extraña con lo que le gusta a este arrimarse a la botella, termina las noches con cualquier freak.
-Podemos centrarnos nuevamente en el tema, que cuando se os da por un tema no hay quien os suelte.
-Ah si… el greñas…
-Alejandro es nuestro amigo, y creo que tenemos la obligación de hacer algo al respecto.
-Pero y los que no conocemos a Alejandro ¿Que?

-Eso es algo que sobre la marcha ya veremos. De verdad que no le conoceis.
-No no.
-¿Y tú?
-No, yo tampoco.

Pero curioso como él solo, el destino quiso hacerme un favor y ante los ojos atónitos de todos Alejandro entrara en persona por la puerta de la biblioteca. De golpe nos callamos todos. Dos greñas entraron tras él. Los dos cargaban con cartulinas y rotuladores. A pesar de que ni nos vieron nosotros ya estábamos agitados con ansia de saber que estarían haciendo.

-¡Estos han venido a provocar!
-¿De verdad crees que vienen a la biblioteca a enseñar gratuitamente lo que hacen?
-Pues esta comprobado que como mas descarado hagas una cosa menos posibilidades hay de que te pillen.
-Eso es cierto. Un día yo folle con un chico en el rellano de Toni y su abuela ni se entero.
-¿Tú aun no entiendes porque no te puede ver mi abuela?
-Sssshhhhtttt… que se va el greñas. Un voluntario para ir a preguntar al greñas 2.

Quedando claro que con esos amigos de biblioteca el arriesgado de la pandilla era yo me levanté con la excusa de si me podía dejar un bolígrafo. Él greñas que no conocíamos fue muy amable y me presto un bolígrafo tan práctico como poco estético. Con su bolígrafo como rehén volví excitado a mi mesa para comentar la jugada.

-Tenemos un bolígrafo suyo. Y con esto cabe demostrar que están escribiendo algo. Aunque dejando de lado las grandes deducciones he podido leer algo sobre ciencia.
-¿Ciencia?
-Si, eso de las plantas y los bichos.
-¡Ah! Fauna y flora.
-¿Hago cara de que me importe?
-Ciencias pues.
-Vaya mierda. ¿Qué vamos a hacer con esa información?
-Creo que ha de ser algo de ciencia. Porque la fauna y la flora son dos conceptos claros de Ciencias Naturales.
-Pareces David el gnomo…
-Yo optaría por ir a devolver el bolígrafo y entretenerse con alguna tontería.
-Si quieres puedo hablarle de lo prodigioso que es su bolígrafo…

Pero estar sentado de espaldas a la mesa espiada hizo que no viera que Alejandro y los dos Heavy estaban ya sentados enfrascados en su trabajo.
Ya levantado no pude tirar atrás y quedándome petrificado en mitad de la biblioteca pude ver como Alejandro levantaba la cabeza de la cartulina y me miraba escéptico.

-¿Que haces tú aquí?
-Pues voy a devolver este bolígrafo.
-¿Y para que querías tú un bolígrafo?
-Pues para unas laminas que tengo atrasadas.

El oportuno heavy abrió la boca para dejarme en ridículo, aclarando que yo había pedido el bolígrafo para apuntar un teléfono.

-Ah, es que un chico me ha pedido mi número y ahora que estoy soltero pues he pensado dáselo y así conoces gente.
-¿Y los de tu mesa también se unirán a la orgia?

Cuando me giré mis amigos por así llamarlos estaban espiando y una vez más dejándome en evidencia delante de Alejandro. Como era de esperar se puso muy digno y encarándose a mí me soltó;

-Me gustaría que me contaras que está sucediendo aquí.
-¿Aquí?
-Aquí y allá donde tú vas.
-No seas tan egocéntrico. Solo he pedido un bolígrafo.
-¡Y una mierda Antoni!
-La biblioteca es comunitaria. No veo en ninguna placa tu nombre.
-Hace años que nos conocemos. Así que me gustaría que me digieras la verdad.
-Nos preocupan tus nuevas amistades.
-No soy yo quien ha cambiado de amistades.
-Nos preocupa que esos melenas con los que te juntas no sean la mejor compañía.
-Esos melenas me están ayudando.
-¿Reconoces entonces que hay una adicción?
-Que ironía que tú hables de adicciones. No se de que me estás hablando. Eres un paranoico.
-Muy típica la postura de preppy desagradecido.
-Preppy lo eres tú que no das un palo al agua.
-Entonces dime que haces rodeado de Heavys.
-Lo mismo que tú de empollones.

Entonces caí en el porque de las cosas. Alejandro y yo estudiábamos Moda juntos. Y este semestre nos había tocado estudiar las tribus urbanas. A él le toco los Heavys y a mi los Nerds. Por eso yo me pasaba el día rodeado de cerebritos y él de melenas. Y aunque eso no solucionara mis desavenencias con Alejandro y delatara que yo estaba gozando de demasiado tiempo libre, me hacia sentir nuevamente miembro de una pandilla.









56. Rehabilitación Rosada.


A menudo se evita de manera descarada. Pero sentirse culpable por mirar atrás es mas humano de lo que las leyendas urbanas nos han hecho creer.
Para un ex adicto al rosa como yo fue difícil afrontar según que partes después de salir de dicha rehabilitación. Tantas veces en las que uno mismo piensa en tirar la toalla. Otras en las que una repentina dignidad despierta y quiere transformarte de nuevo en ese ente prepotente que eras ayer, y que tan solo hicieron que te quedaras.

¿Malas amistades? ¿Espacio tiempo no resuelto? ¿O soledad ante la cuesta arriba que resultaba empezar de 0?

Fuera lo que fuera si una cosa quedaba clara es que muchas veces no todo el mundo perdona rápido. El rencor cubre con su manto la negación externa de ayuda emocional que a menudo se necesita.

Barcelona no siempre era sinónimo de nuevas oportunidades. Y pronto vi en primera persona que andar lejos de
Ricochet tenia sus propias consecuencias. Era un día cualquiera de otoño y de repente en el escaparate de Replay la cazadora de mi vida me miraba desafiante. Mi cara se vio reflejada en ese cristal que me separaba de la felicidad material más absoluta. Una cazadora echa de esperanza y ganas de empezar de nuevo. Pero al mismo tiempo ese cristal me hizo volver a un pasado del que pretendía escapar.

La cara de
Gustavo reflejada en el escaparate me hizo volver a la realidad. Mi ruptura con él aun estaba en boca de la gente más pesada pero ya no en mi mente y mucho menos en mi nuevo Lifestyle. Al girarme lentamente vi de frente al que hasta hacia poco menos de un mes tenía que morir a mi lado.
Ahora convertido en enemigo
Gustavo me miraba en tono desafiante. No quise discutir, no delante de mi nueva cazadora, así que para ganar tiempo hice ver que no quería saludarle y entre en la tienda.

Su furia fue mas rápida que mi ansia por poseer esa cazadora, y cogiéndome fuerte del brazo me dijo mascullando;

-¿Esa cazadora puede esperar no crees?
-Mi cazadora querrás decir.
-Como siempre adelantando las cosas para uso propio.
-Créeme que me encanta tú conversación pero tengo cosas mejores que hacer que pararme a discutir contigo.
- Que irónico. Como siempre tú y tu miedo al compromiso.
-Si me permites entrare en busca de algo que si me dará felicidad.

Y me metí rápidamente en Replay a la espera de que el no me siguiera. Pero como buen alborotador que se precie el entró detrás de mi, siguiendo con su charla cada vez mas incomoda para mi.

-¿Porque te lamentas de que se te conozca como un mal educado si lo eres?
-Prefiero pensar que soy selectivo nada más.
-Como siempre lavándote la conciencia…
-Querer es poder Gustavo.
-A mi no me trates como a uno de tus secuaces.
-Pues entonces deja de seguirme como uno de mis fans.
-Aún no entiendo como pudimos salir juntos.
-Ni yo como deje que se me viera pasear contigo en público.
-¿Pero es que nunca te vas a dar cuenta?
-Prefiero reflexionar en privado si no te importa.

Y allí metido en un probador tuve que escuchar como el que en su día fue mi prometido ahora descargaba toda su ira culpándome de todas sus desgracias pasadas presentes y futuras.

-Te crees importante porque estás rodeado de esa aura de color rosa, pero no te das cuenta de que vives en mitad de un montón de mierda que te impide ser tú mismo. Ahí tu te sientes protegido porque eres incapaz de ver las cosas como son. Porque eres cobarde y un estúpido engreído que se cree mejor que los demás porque tiene dinero y oportunidades que el resto de los mortales nos tenemos que ganar a pulso.


Mientras
Gustavo me estaba dando un sermón le pedí si amablemente me podía traer una talla más de una camiseta fabulosa que iría de muerte con mi nueva cazadora.
Gustavo fue a por una talla más pero sin dejar de culparme por todo. Mientras delante del espejo no podía evitar que unas lágrimas resbalaran al ritmo de Pussycat Dolls.
Me sequé los ojos y con rabia contenida respirando hondo salí a dar la cara. Él en cambio había activado el ON y ya no podía dejar de decirme todo aquello que tenía encerrado dentro de su subconsciente

-Por lo menos podrías disculparte. Podrías disculparte por no ser perfecto.
-¡Eso es mentira!
-Y una mierda Toni! Tú y yo teníamos planes pero sin darme ninguna explicación me echaste de tu vida solo porque yo no te daba la razón en todo y porque no quería pertenecer a esa elite estúpida que tú necesitas para vivir. Pero te diré algo hay gente que solo va contigo para que se le abran ciertas puertas pero que les da absolutamente igual lo que a ti te pase.
-¿Puedes traerme una talla menos?
-¡Espérate porque aun no he acabado!
-Pero es que alguien se la puede llevar…
-Quedaran otras…
-¡Esto no es Zara aquí no hay de todas las tallas.
-¡Ves a lo que me refiero! Cuando das tu amistad a alguien es porque le respetas y no le haces firmar un contrato ni le obligas a que se sienta orgulloso como si acabara de comprar una amistad de millones de euros.
-¿Has acabado ya?
-Si…
-Pues ahora déjame hablar a mí. ¡Has perdido la oportunidad de tu vida de volver a hablarte conmigo porque ese desgraciado se esta llevando mi Cazadora y eso no te lo voy a perdonar nunca!

Hubiera sido infantil negar que las cosas se habían estropeado así que con esa excusa mala me fui de esa tienda donde mucha exclusividad pero dejaban entrar a cualquier muerto de hambre.


56.2 Rehabilitación Rosada (Parte II)

Y al fin llega un momento en la vida de los chicos de color de rosa en los que las personas grises quieren mediar. Mediar no es fácil y mucho menos en gamas cromáticas opuestas. Como si de enemigos improvisados se tratase ambos lados necesitan una cosa del otro. Y para eso la psicología invertida es la herramienta mas utilizada.
A pesar de saber como conseguirlo, un modus operandi previo se transforma en algo fabuloso para unos y abominable para los otros. En plena década del siglo XXI aún resulta tedioso dialogar. Y resulta inevitable que pongamos el Yo automático mientras negociamos condiciones y clausulas emocionales. Después de la ruptura final con
Gustavo en los vestidores de Replay sentí la necesidad de hacer las cosas bien.
Mi terapeuta había sido claro. No podíamos correr el riesgo de caer en el ‘’ ¿Y si?’’ porque eso era entorpecer el proceso vital de las rupturas y porque no decirlo también sería considerado como caer Muy bajo.

El otoño llegaba paulatinamente a la ciudad. Una bofetada de viento gélido me despertó de mis fantasías veraniegas. Pronto podría decir que el malo de la historia era yo en todas las letras. Con una camisa larga hasta casi las rodillas con mi speedy monogram lleno de buenos propósitos colgando del brazo y una actitud grunge me encontraba yo, cuando por meridiana vi bajar una cara muy conocida para mí.
Entre una multitud de niños con el uniforme del Liceo Francés bajaba
Gustavo cogido de la mano de un chico que no supe reconocer. Normalmente hubiese sentido lastima por esos niños que van cargados con mochilas a ver el museo egipcio, con sus cerebros llenos de conocimientos inútiles para sus futuros semi inmediatos, pero la presencia constante de Gustavo por todas partes me hizo sentir ansiedad.

Por suerte para mi iba perfectamente peinado y sin restos de excesos en el rostro. Mis ojos vidriosos se clavaron en el acompañante de mi ex prometido. Y aunque la indiferencia suele ser el mejor complemento me mostré exageradamente hostil hacia ellos dándoles un empujón casual.
Cuando el ‘’otro’’ le gritaba a
Gustavo si este no pensaba hacer nada las lagrimas acudían a mi en forma de reprimenda personal.


Reconozco que el me importaba mas bien poco, pero ver que mi lugar lo ocupaba una persona sin un ápice de calidad me encendía por momentos. Por un momento pensé que la culpa era mía y que tal vez la gente merecía evolucionar al margen de que a mi me gustara o no. Pero el daño ya estaba hecho y yo ya les había odiado con mi mirada de enfermo mental. Por suerte esa semana cuando mi terapeuta me pregunto que pensaba del asunto pude explayarme imaginado a
Gustavo llegando a su casa y diciéndole a su madre.

-¿Sabes quien ha montado el numerito hoy en la calle?
-¿Quien hijo?
-Pues quien va a ser mama, Antoni como siempre.
-¿Aun sigue vivo? Hace mucho que no sabíamos de él.
-Seguro que lo han internado porque esta como un cencerro.
-No digas eso que Antoni es un chico muy majo.
-Pues será contigo porque a nosotros nos ha empujado
-Entiéndelo hombre le debe costar asimilar que cortasteis.
-Pues que lo asuma ya porque yo no tengo porque aguantarle esas gilipolleces.

Mientras en la otra punta de la ciudad lejos de esa casa mugrienta donde se cena lo que sobro del almuerzo yo estaba contándole a mi terapeuta todo lo sucedido.

-Yo andaba normal por la calle y ellos han venido a provocarme
-La Meridiana es publica Antoni.
-¿Lo duda? Gustavo es capaz de eso y mucho mas.
-Tampoco te quedas corto a veces.
-Que mal rato deben haber pasado al encontrarme cara a cara además iba con un chico con una pinta de Nerd.
-Solo por su aspecto no podemos saber si alguien es inteligente.
-Míreme a mí. He leído algún Vogue con mas páginas que cualquier libro de Cioran.
-Grandes metáforas las tuyas…
-Si le soy sincero me alegro de que él ya esté con otro. Pero me inquieta esto de encontrármelo en cualquier parte de la ciudad.
-La promiscuidad nunca es una solución. Y si él ya está con otro esto te sitúa a ti en el punto de partida.
-Gustavo ha sido un gilipollas conmigo.
-Mas bien la victima de este drama es él ¿no crees?
-Entienda que aún estoy en la fase de asimilación.
-Lo que no acabo de entender es porque has llorado.
-Será el frio invernal, vaya usted a saber.
-Antoni solo estamos a finales de Septiembre.
-¿Se ha dado cuenta de que ya no hace ese calor asfixiante de Agosto?
-Me he dado cuenta de que si nos paramos a hablar del tiempo iremos a ritmo de terapia de 2 años mas.
-Entienda que hago lo que puedo.
-Ya es mucho viniendo de ti. ¿no crees que alargas cualquier drama para tener algo a lo que agarrarte?
-Usted ya conoce a mi histrionismo. Las historias dramáticas son lo único que me queda. Lo único para lo que vivo.
-Pues intenta encontrar dramas nuevos, porque ya no te estoy pidiendo un bis precisamente…
-A menudo tengo la sensación de que estoy perdiendo el tiempo.
-¿Como te has dado cuenta de ello?
-Hablando con usted.

Y me fui dejando allí un terapeuta que aunque tenía más razón que un santo nunca reconocería que sin mis dramas yo me volvería alguien un tanto insignificante.