31. Bajunerio de edicion limitada.


Supongo que es más fácil mirar por encima del hombro cuando crees que eres perfecto. Otra cosa muy distinta, es que quieras convencerte, y veas que tu teoría no se aguanta por ninguna parte.
La vida cuando has pasado los 20 y aun te falta para llegar a los 25 es difícil. Es una especie de vacio legal. Una longevidad absurda. Y si encima vives en una ciudad tan pequeña como Barcelona tienes todas las papeletas para encontrarte alguien que te arruine un día que ya no amaneció como el mejor.

Ignacio era mi archí enemigo. Pero no un enemigo con el que tienes unos limites pactados de mutuo acuerdo no. Ignacio se condecoro a si mismo con semejante rango social. Sin saber porque siempre tenia que sufrir sus habladurías, sus malas miradas y las risas burlonas cuando pasaba por delante de su pandilla.
El terapeuta insiste en que a veces odiamos por instintos. Envidia podría ser el problema que tiene Ignacio. Pero la encuentro una explicación demasiado rancia. Además, hablamos de un chico que no tiene precisamente motivos para envidiarme. Solo veo que desde entonces mi bancarrota impide que me exprese con mayor claridad.
Y aunque me sienta avergonzado, algo me advierte que no he de mirar atrás en busca de tiempos mejores.

Pero hasta el otro día, cuando fui a cenar con un chico al que gusto. La atracción es claramente unilateral, absolutamente de él hacia mi. Personalmente me divierte, es gracioso, pero le falta aún mejorar. Hace poco que ha salido del armario, y aún cree en el amor entre dos hombres. Pobre iluso. Mientras cenábamos de una manera acaramelada pobre de mi, ignoraba que Ignacio estaba a una mesa y media de distancia. Desde que se había vuelto el cabecilla de la banda rival; Chicos rosas VS Chicos purpuras que vivía en un estado completamente inmóvil. Mientras él siempre estába poniéndome a caer de un burro. El miedo me bloquea cuando Ignacio esta cerca. Esa risa malvadas congela mi sangre. Se reía como una hiena. Y tenerle a 3 mesas de distancia hacía que yo empezara a morir lentamente. Probablemente no estarían ni hablando de mí. Pero no me gustaba que se sentaran tan cerca. Por un momento pensé en salir del restaurante. Me daba igual dejar a mi cita sentado de forma permanente. Quería escapar. Pero el miedo a caerme, tropezar o cualquier incidente que permitiera a Ignacio mofarse de mi, me atornillaba a esa silla.

Mis piernas temblaban. Y mi cita empezó a preguntarme si me encontraba bien. Preferí no contarle que era un Maricón con todas las letras, y le pedí que me excusara. Metido en el baño, me refresque la cara. Una cara pálida. De mi bolsillo un tranxilium 15. El gusto amargo de la píldora con el agua del grifo me volvió a la realidad. ¡Hacia casi 10 minutos que estaba metido en el baño!
Al llegar a mi mesa vi la cara de molestia de mi cita. Y por si fuera poco, cuando me pregunto donde me había metido le dije que peinándome. En la mesa de al lado (y medio) el griterío era tal que se escuchaba perfectamente como Ignacio trataba con los suyos cotilleos generalizados. Normalmente yo seria el primero en estar contando novedades no fundamentadas, pero Ignacio preside la mesa, y eso me deja a mi completamente fuera de campo.

¡Malditos restaurantes modernos! Incomodo y sentado en una mesa con una cita, y mi enemigo a dos mesas y media de distancia. Y todo eso con una mesa no más grande que una aspirina. De manera natural pido a dios, que por favor no se metan conmigo. Y por suerte todo se desarrolla con naturalidad. Por fortuna, veo una cara conocida y me levanto a saludarla. Y que carisima acabaría pagando esa falta de tacto, tan buen punto me levanté, mi cita y la mesa de Ignacio ya estaban hablando. Yo aún ignoraba el peligro. Fue después de 10 minutos de contarle a mi amigo lo nervioso que estaba, que me advirtió de que Ignacio estaba demasiado cerca de mi chico.

Sin mirar dos veces le pedí a mi amigo que nos marcháramos. Me daba absolutamente igual, dejar tirado a un chico guapo e interesado de mi. Ignacio lo estaba contaminando, y yo tenia las de perder.

-¡Vámonos de aquí por lo que mas quieras!

-¿Como? ¡Pero si acabamos de llegar!
-Vámonos antes de que sea demasiado tarde
-¿¡Toni que pasa?!
-Esta es mi recompensa
-No se de que me estas hablando ¿te quieres calmar?Solo es tu mejor enemigo hablando con tu novio
-¿Ah si? No me digas…
-Cálmate y ve para la mesa-
¿Porque no salimos hoy a buscar novio eh?
-Los dos tenemos novio así que disfruta del tuyo y si me sueltas del brazo, podre ir a cenar con el mío.
-Espero que todo salga bien. Pero si te hago una perdida llámame y nos vamos del restaurante. ¿Me lo prometes?
-Lo prometo


Al llegar a la mesa Ignacio y mi chico se distanciaron. Con la mejor de mis sonrisas pedí disculpas por la tardanza. Mi cita no estaba muy contenta, y bruscamente me respondió con un;

-¿Te parece bonito?
-¿Si me parece bonito el que?
- Te has ido a saludar a tu amigo y teniendo a Ignacio en la mesa de al lado, no le has dicho nada.
-Es que hay tantísima gente que es difícil fijarse en alguien concreto…
-Toni, esta a una mesa de distancia…
-Ah. Ya lo veo…

En estas que mi enemigo, de repente ‘amigo’ se levantó y arrastrando su silla se acerco con la voluntad de sentarse con nosotros.

-¿Porque no nos sentamos juntos? (como siempre Ignacio con sus estúpidos planes)
-Que idea mas fantástica! (Aqui me di cuenta de que mi cita no tenia futuro.)
-Es que nosotros ya nos vamos. Lo siento pero es que tenemos planes. (Intentando marcharme)
-Toni, pero si acabamos de pedir el primer plato… (él tan oportuno)
-Pero es que yo tengo que irme temprano a casa porque mi abuela me ha castigado (digo yo muy poco convencido)
-Tu abuela te ha castigado? (se preocupa mi cita)
-Ya has vuelto a llegar borracho a casa? (Ignacio irónicamente)
-¡Tu te callas! (Me pregunto de donde salió el valor para responderle)
-Ya ves que a tu novio no le gustan las verdades... (Tirar de refranero ayuda)
-¡Mi novio no bebe!
(Mal momento para ser sincero)
-ppppppppppfffffffffffffffffffffffffffff... jajajajajaja ¡esa si que es buena! Chicos que este tipo dice que el Hilton no bebe! jajajajajajajajaja (rien los chicos de color purpura)
-A veces bebo un poco. En sociedad vaya…
-¿Como puedes ser tan cínico?. Si a ti te corre alcohol por las venas. (sentenció Ignacio)
-Prefiero que me corra alcohol que no mierda como corre por la tuya.
(Ya era algo personal ¿eh?)
-Toni habla bien por favor (eso me pasa por salir con citas de Petete)
-Que esperas de este drogadicto. ¿Que encima hable bien? (Ya no tenia valor para decir más)

Cuando ya marcaba el número de mi terapeuta la visión de cómo mi cita pegaba un puñetazo a Ignacio me hizo dejar el teléfono en el bolsillo.Cogiendo a Ignacio por el cuello no paraba de repetirle –Retira lo que has dicho de mi chico subnormal- mientras que Ignacio estaba blanco como el papel. Podría haber disfrutado mucho con esa visión. Pero ahora que no era yo quien se reía de los demás, no disfrutaba tanto de ello. Había probado mi medicina, y estaba viendo como ser marica malo me estaba pasando factura. Aunque pensándolo bien, y aunque fuera un acto muy vulgar, a mi me parecía delicioso que un chico malo se peleara con alguien que creía poseer inmunidad rosada. Al final no todo acabo tan mal. Ignacio y yo ya teníamos algo en común. Teníamos vetada la entrada al restaurante de moda de la ciudad. Y eso para un snob como yo era cruel, pero saber que a un pretencioso como él tampoco lo dejaban entrar, me dejaba mucho mas tranquilo.






1 comentario:

Anónimo dijo...

Sabia que si entrava al teu blog hauries canviat de diseny!! Ho sabia!

Tot bé?