44. Profilaxis contra los leprosos emocionales.

En el siglo XX cuando alguien tenía un problema, llamaba a su mejor amigo y charlaban de fijo a fijo durante toda la noche. En pleno siglo XXI nadie tiene teléfono fijo, y cuando tiene un problema lo trata con su psicoterapeuta.

Y es que cuando vives en Barcelona, has de ser rápido si no quieres magnificar dicho problema, y acabar haciendo las maletas para ir al valle de los leprosos emocionales.
Vivo rodeado de jóvenes que abusan del clenbuterol para adelgazar. Jóvenes que gastan dinero en ropa, porque ya no creen en las relaciones interpersonales, y sobretodo jóvenes homosexuales que ven las relaciones estables como una pérdida de tiempo.

Ese estilo divertido hoy y a pagar en psicoanálisis el día de mañana, les va transformando en seres predecibles y hacen que aumente mi miedo hacia los leprosos emocionales.
Se considera leproso emocional, todo aquel que tiene problemas personales y/o emocionales. Y que no solo con tenerlos los contagia a los demás con sus constantes quejas.

Cuando vives en una ciudad pequeña como Barcelona, y eres post adolescente, perteneces a un grupo de alto riesgo. La infección acecha en cualquier esquina. Y cuando te coge, ya no vale la pena lamentarte por una falta de profilaxis más bien nula.

A riesgo de contagio inmediato, opté por tomar precauciones frente al asunto. Prefería mentalizarme, antes que acabar llorando delante del espejo. Me calmaba pasear entre el proletariado. Fundiéndome entre ellos y no pareciendo el trastornado de la historia.
Tardé bastante en asumir que tenía buenas defensas. Y aunque al fin decidí salir a la calle, lo hice con restos de pánico bajo la ropa.
Bajando las escaleras de dos en dos, me encontré con mi vecina. Como siempre frunció el ceño al verme, pero la deje envuelta en mi nube de Gucci Envy. Al salir a la calle, todo tenía un color distinto. La gente me miraba con curiosidad, como si yo estuviese a punto de hacer algo muy importante.

Sabía que no iba a ser fácil. En cualquier calle podía encontrarme con un leproso emocional. Pero tenia que creer más en mi mismo. Y sobretodo confiar en mi vacuna de optimismo. Pero para variar, no tardó mucho en llegar hacia mí un viejo conocido con los ojos llorosos.
Al ver que venia hacia mi alguna cosa me paralizo. Pero no tuve tiempo a marcharme corriendo y tuve que escuchar como agonizaba.

-¡Toni! ¡Por fin te encuentro!
-¿Qué es lo que quieres?
-Hace una semana que te estoy llamando y ni rastro de ti.
-Tenía apagado el teléfono.
-¿Y eso?
-Profilaxis para los leprosos emocionales.
-¿Como?
-Profilaxis para los…
-Déjalo. Da igual. Ya te he encontrado. Necesito hablar contigo.
-Ojos llorosos. Necesidad de hablar. Son claros síntomas.
-¿Pero de que coño me estás hablando?
-Ya te lo dije, profilaxis
-Si si, profilaxis contra los leprosos emocionales.
-Correcto.

-Pero por favor. ¡Necesito que me ayudes, mi novio me ha dejado por otro!
-Oh. Vaya… Me tengo que ir.
-¿Y eso es todo? Vaya mierda amigo eres entonces.
-Veras es que…
-Como me vuelvas a venir con el rollo de los leprosos me tiró al próximo autobús que pasé por delante.

Ante su intento de suicidio urbano, tuve claro que lo que él quería, era sacarme el positivismo que me habían inyectado. Estaba claramente en una fase terminal. Así que decidí darle una oportunidad.

-A ver. Que pruebas tienes de que te ha engañado con otro.
-Joder. Me ha llamado el otro y me ha dicho que mi novio cortaba conmigo para irse con él.
-Que drama tan contemporáneo. ¿Porque no te haces lesbiana?
-¿Lesbiana?
-Todo el mundo sabe que las lesbianas han nacido para la estabilidad inmediata. Se conocen una noche, y a la mañana siguiente ya viven juntas, habiéndose jurado amor eterno.
-Eso lo hacen los homosexuales de más de 35 años.
-No creo que existan homosexuales de más de 35 años.
-¡¡¡Toni!!! Que te vas del tema. ¿Que se supone que vamos a hacer?
-Que vas a hacer tu querrás decir.
-Pero tú eres mi amigo.
-Con una cuarentena emocional por delante, no soy amigo de nadie.
¿Leprosos emocionales, cuarentenas? ¡De que me estás hablando!
-Esta muy claro. Estas en el ecuador de la fase terminal. Tienes una problemitis aguda y quieres quitarme las defensas.
-Me estaré volviendo loco, pero pon el caso de que tienes razón. Que tengo que hacer, quiero curarme. ¡Dame el antídoto!
-Necesitas una cura de superficialidad intensa e inmediata.
-Aha.
-Con eso y unas semanas de aislamiento telefónico puede que salgas de todo esto.
-¿Y que me recetas?
-Una noche de locura y liarte con el primer guapo que encuentres.
-Eso quiere decir que…
-Exacto. Promiscuidad en vena para bajar los efectos de la infidelidad. Si a los heterosexuales les sirve, a nosotros no va a ser menos.
-Quiero vivir.
-Ya veras como saldremos de esta.
-Toni…
-Tranquilo.
-No Toni. Es que creo que te he contagiado.
-Es imposible. Yo estoy totalmente inmunizado.
-Pues juraria que de tu boca ha salido un nosotros.

Y así fue como me contagie. Por más que lo intentara nunca jamás podría desentenderme del todo de los problemas de los demás. Y tal vez nunca seria bueno auto medicándome contra otras pandemias emocionales. Pero como amigo intimo nadie podría ganarme nunca.

3 comentarios:

Pueblerino Cool dijo...

Creo que dice mucho de ti como amigo el que al final te dejaras contagiar.
La verdad es que la gente con esas cosas lo pasa mal y lo mejor para recuperarse es un amigo que consiga desquitarte de los problemas.

¡Un besote!

Anónimo dijo...

M'ha encantat el teu post! Tot i que exageres i dramatitzes fins a extrems dificilment imaginables, crec que en el fons portes molta raó!

BLANK dijo...

he vueltoo queridoo!!!
yo me considero suficientemente fuerte como para estar contagiado y seguir cuerdo... aunque yo lo llamo empatia xDD

haha
always yours.
LOL
XOXO