1. Amores reales para viajes trasatlánticos.


A día de hoy creer o no en Internet es algo totalmente relativo. No existe un libro de protocolo cibernético. Y mucho menos un sentido común para usarlo. Hay incluso quien nace con un sexto sentido para ello. Esa gente que me pregunto como vivirían antes de que Internet existiera. Imagino que estarían en un estado de No conectado emocionalmente hablando.

Una de esas personas era Gilbert. Un chico que vivía por y para internet. Su mundo giraba siempre entorno a la red. Y muy pocas veces se relacionaba con los demás. Era un chico poco sociable. Gilbert estaba demasiado avergonzado de su vida real. Empezando por su nombre y acabando por su familia. Y es por eso, que con su vida en Internet su felicidad tan solo era proporcional a las horas que se pudiera pasar frente una pantalla.

No era una mala persona. Solo que recordaba al inspector gadget con tanto amor por la tecnología. Me atreviria incluso a afirmar que la tecnología era su único amor hasta la fecha. Tan solo se relacionaba con los demás vía Mail o contadas ocasiones en las que lo hacía (para sorpresa de todos) en persona.

Una de estas ocasiones se vio sucedida al no encontrar en internet lo que necesitaba. No todo se puede comprar en Ebay. No todo se encuentra en Google. Porque lo que Gilbert necesitaba, era compañia fisica.
Podríamos llamarlo compañía física o lo que entre los gays entendemos como follar. curiosamente Gilbert no era un chico nada feo. Pero era pesado en exceso. Y en los tiempos que corren es un defecto que se acaba pagando muy caro. La soledad era su precio. Y parecía ser que a él le estaba costando un dolor de testiculos pagar las cuotas de esa soledad.

Me lo encontré casualmente una mañana por la calle. Desde los Salesianos que no sabia prácticamente nada de él. Bueno su salida del armario con un chico de Ecuador fue sonadisima. Aunque los mentideros seguian insistiendo en que Gilbert solo era un vicioso.

Fue un tema que precisamente ocupo muchas de mis meriendas con la banda Rosa como tema estrella. El destino me brindava una oportunidad de oro. Tenía delante el protagonista de esa historia. Eso era un claro sinonimo de resucitar el tema. Esta vez con todo lujo de detalles que me ahorrarian que tuviera que volver a inventarlos otra vez.

Pero lo que Gilbert necesitaba era vaciar otra cosa y no su corazón. Por un chismorreo de ese tamaño me dejé seducir. Sabia perfectamente el precio a pagar. Aguantar a un freak de la informática como amante durante una temporada era mi destino a cambio de la exclusiva.
Al verme
Gilbert me dio un abrazo y esa olor a cerrado se introdujo en mi nariz. Era ese olor que coge una persona cuando se está encerrada en su habitación. Conviviendo únicamente con su ordenador y del chat a los foros de las guerras de las galaxias y viceversa. Con esa única compañía no era de extrañar que no tuviera ni un solo amigo. Le mire fijamente y me di cuenta de que no era nada feo. No era Robert Palmer pero a mi me hacía gracia volver a saber de él.

Me conto que era bisexual y lo fastidio todo cuando quiso convencerme de que yo era poco femenino para encontrar novio. Ciertamente si pasamos por alto que soy el único gay que va al barbero y que no me visto de mujer en carnaval eso me acercaba un poco a una heterosexualidad frustradamente irreal. Aunque eso parecía importarme solo a mi.
Gilber tuvo una erección en plena calle. Me solté de sus brazos de manera histrionica y él se dio cuenta de que yo era un puritano trasnochado.

Aún y escandalizándome por que no escondía su único motivo de alegría al encontrarme, accedí a intimar un poco antes de practicar sexo con él.
La parte mas sensata de mi sabía que Gilbert solo queria follar conmigo. Pero esa belleza abstracta impedia que lo viese como un 'si te he visto, no me acuerdo' Él quería sexo, yo una exclusiva. Así que todo parecía atarse para uso y disfrute de ambos.

Gilbert no era lo que se llama un chico romántico. Estropeo ese momento cuando de su boca salió un ¿Vamos a tomar unas birras? Mis pensamientos se rompieron al instante. Ya me podía olvidar de resucitar a ese freak de las galaxias. Mi destino era claro. Sería violado por un tío que solo me quería porque le dolían las pelotas.

Me volvi una prostituta barata. Sin decir absolutamente nada me resigné y acabé accedíendo a ir con él a tomar algo. Al llegar al bar el camarero y él se fundieron en un sentido abrazo. Ese mismo camarero le pregunto donde se había metido los últimos meses. Sorprendido me vi haciendo cuentas mentalmente. ¿Los últimos meses? ¡La gente sale todos los días! Va a todas las partes. ¿Como alguien puede no salir en unos meses?
El miedo a que él pudiera estar escondiendo algo me inundo. Lentamente noté como él pánico se iba apresurando a correr por mis venas. Absolutamente blanco como el papel me encontraba. Imaginando que podia estar escondiendo Gilbert. Lo sé, un ataque de paranoia como cualquier otro, aunque esta vez el pánico era morir a manos de un psicópata junior.

Para variar en ese bar no tenían ni sprite ni ginger ale ni nada que se alejara de una coca cola de lata. Gilbert bebía su Voll Damm a morro. Una botella que podía romper en cualquier momento contra la mesa para rajarme el cuello. Por fin sacó un tema y con la mala suerte me vi obligado a responder que habían sido mis últimos años de vida.

Controlando el pánico tartamudee. -Bien. No se puede decir que mi vida sea muy excitante- él me preguntó que edad tenia. Cuando le dije que tenia 22 un silencio incomodo se vio roto por sus risas. No se creía que yo tuviera esa edad. Con la excusa de que yo era unos cursos mayor que él me hizo sentir viejo a la par que inútil. Entre sus risas me levanté y me fui al retrete. En ese espejo lleno de telarañas me miré con incredulidad.

Ese chaleco de rombos con camisa blanca. Parecía un profesor de Matemáticas. Y era irónico porque yo sumaba con los dedos y no sabia aún las tablas de multiplicar. Me volví a sentar freente a él. Con la cabeza alta le pregunté lo que quería saber. -¿Y tu vida? Gilbert bajó la mirada y sonriendo me dijo. -Sabrás que me enamore y eso no?.
- Algo he oído dije yo pasando por alto que ese tema me había llegado a costar horas sociales y algunas amistades.

Como si le quitara importancia al asunto me contó su historia textualmente

-Pues nada que yo estaba un día Online y me metí en el chat. Me estaba rallando un montón y conocí a un pavo. Era de Ecuador. Se llamaba Jose. El Joselito le llamaba yo. Y bueno pues nada que estuvimos hablando ¡y mira tu por donde nos acabamos enamorando! A mi siempre me han molado mas las tías pero es que yo que se. Joselito es tan femenino. Y a mi me ponía a cien pensar que algún día le podría encular y vaciarme dentro de el.

Mi cara de asombro era notable. Gilbert termino preguntandome si me vestiría de mujer para él. Mi rotundo NO no le hizo desistir, si no que encima se atrevió a llamarme dejado. Según él yo era un gay distinto. Un gay poco común. Un gay muy gay para algunas cosas y poco para otras. Cuando me di cuenta se estaba bebiendo mi coca cola.


Así que me levanté y sin despedirme le mire con cara de odio. No se si en ese momento canalizar mi odio hacia él hubiese sido práctico. Solo se que no podía evitar sentir asco hacia mi. Nunca ganaría el premio de Supermarica 2008 ni dos mil nada. Era un homosexual que viviría siempre a la deriva de la venganza de su yo anterior. Sucio y estropeado acabaría mis días empujando un carrito. Viviría siempre a la sombra de un yo mejor que maté por salir todas las noches y envejecer 10 años al hacerlo. Gilbert solo había dicho lo que pensaba. Y tampoco era suya la culpa por no saber donde terminaba la sinceridad y empezaba la mala educación. No se porque pero la risa ahora me dio a mi.

Nunca me vestiría de mujer porque no me sentía una. Tal vez era un estrecho, pero fue porque perdí muchos amigos por la autopista de la promiscuidad. Era un chico decente. Y tal vez no usaba unos stiletos pero tampoco me los ponía para que un melenas me ayudara a salir de mi país tercermundista.
La venganza contra todo aquel que no me aceptara tal como era estaba formándose en mi cabeza. Supongo que no seria capaz de crear una raza área rosada, pero tampoco la necesitaba. Y si algún día me enamoraba de algo no material por lo menos sabia de antemano todo aquello que no le consentiría, por mas que me lo pidiera en la intimidad de nuestra alcoba.


4 comentarios:

el Shysh dijo...

Chatín, bueno bueno. TH en esencia. Estilo más literario. La musiquita muy linda, es mi estilo.
En lablogosfera muchas y pocas novedades. Gente nueva, el experimento Gran Primo Hermnao en el que participo, Mogutin que me ha borrao de su lista hehehe, Rubén exaltao en Madrid, Thiago en el estrellato, con unos cuando enamoraos y eso. Besicos.

Lucía dijo...

en tu linea... era de esperar.

Hay personas que no cambian nunca

PD: Me encantas!

Lucie Bryce

Thiago dijo...

JAJA, Dios mio, el rey ha vuelto... solo tu puedes darle este toque rosa y gliter que me fascina...

Solo tu puedes dar esa vueltas al relato de levantarte "pq me di cuenta que se estaba bebiendo mi coca-cola", jajaaja

Bueno, que tal te siente la nueva vida, a tu blog desde luego ya le sienta bien, la blogosfera ya te tiene, USA ya tiene a Obama..¿qué mas podemos esperar ahora?.

Tal vez nada, ya.

Bezos.

Sandum dijo...

Que divertida historia! Es una de las mejores que he leido en los ultimos días... No sé que sera verdad o ficción en este blog pero lo que he leido me ha gustado muchisimo, y por cierto, no creo que redactemos tan parecido, e inclusive creo que eres más ironico que yo, lo que te hace aún mas divertido... Saludos!