3. La suciedad del Siglo XXI.‏

A veces pienso que es tremendamente triste ser ignorante. ¿Pero que se podía esperar si uno solo lee revistas de moda y estilo? Soy consciente de que Vogue es la Biblia de la moda. Pero no hace planteamientos radicales de esos que hacen que un buen día no pienses igual que ayer. Una mañana me levanté y salí a la calle. Únicamente iba al quiosco. Como cada quincena a buscar todas esas revistas que necesitaba para alimentar mis conversaciones mensuales.

Normalmente cuando voy en busca de esas revistas, procuro no encontrarme a nadie. Mis conocimientos suelen estar a 0. No he leido las revistas de moda, tendencias, estilos de vida, y vivo corriendo el riesgo de que quedar como un necio. Por desgracía me encontré de cara con Pelayo. Conocido por sus filosofias constantes. Era un estudiante de periodismo que siempre estaba preguntandose el porque de todas las cosas. Siempre dispuesto a sacar la pancarta e ir a un miting.
Era un chico simpático pero siempre tenía a punto sus preguntas retoricas o filosóficas para lanzar al aire. No contento con llenar Barcelona de dudas existenciales, solía esperar a que alguien se las respondiera para un simposium posterior. Solo le dije Hola. Pelayo no necesito mucho más. Me contó la historia de un chico. Un chico que a pesar de haber terminado la carrera de derecho no encontraba trabajo en el apasionante mundo de la abogacía.

Solo Pelayo podía contarme una historia que me aburriera como lo empezaba a hacer esa. Pero sorprendentemente un giro en el guión hizo que viera con diferentes ojos esa historia. El chico en cuestión, desesperado por no encontrar trabajo envió una solicitud de empleo para ser barrendero del ayuntamiento. Tras la entrevista le dijieron abiertamente que no le podían dar el empleo a una persona tan preparada.
Fué entonces cuando Pelayo abrio el simposium posterior.
¿Tener estudios superiores, asi como saber mas de 3 idiomas internacionales era motivo para no saber barrer? A pesar de que me doliera en el alma que Pelayo no me hubiera hablado de algo frivolo e insubstancial, me dolió muchisimo mas tener que activar mi version inteligente, cuando me preguntó si consideraba exclusión social que alguien apto para las leyes no lo fuera para coger una escoba.

Cuando me di cuenta era poco mas de mediodia. Y solo queria esas revistas para volver a mi cama. Pelayo no se rendía. Así que encendí la version Toni 2.0

- Personalmente creo que ese chico no encontró empleo de abogado. Se quiso presentar para barrendero. un trabajo poco elitista para su nivel academico, pero el necesario para pagar sus deudas. Supongo que ese chico no tiene reparos en que le puedan ver barriendo las calles. Tal vez no tenga orgullo, o sea un tio mas bien pasota.
Imagino que le pedidiran que escondiera a sus compañeros que en realidad era una eminencia intelectual, pero al final no podrá ser porque a traves de una carta le han dicho que con sus estudios es mejor que tenga paciencia antes de dejarse ver barriendo calles.
Cabe decir que hablé en balde. Pelayo se auto respondía a sus preguntas retoricas y yo opté por no reírme de los barrenderos como podrían hacer otros. Yo no era tan progresista como lo era Pelayo. Ya que mi opinión fue exactamente la misma que la que redacto esa carta. No veía normal (e incluso moral) que alguien que ha cursado derecho barriera las calles.
Mi opinión se fue directa al trastero emocional. No quería que se me tachara de clasista o aun peor, retrogrado. Sin explicarme porque se abrió en mi una duda existencial. Recorde cuando mi psicoanalista me habló lo de los tres Yo. Uno era el que veían los demas de ti, el otro el que veias tu mismo, y el otro el que te gustaria ser. Yo vivia con un desequilibrio total.

El YO que veian los demás era Clasista.

El YO que veia en mi mismo era Liberal.

El YO que me gustaria ser era Tolerante.


Si mirasemos en el diccionario de sinonimos, estos no estaban en el mismo parrafo ni de lejos. ¿Era la teoria del triple Yo basura que barrer? ¿O realmente habia gente que creia en sus facultades?
De ser asi debía estar fatal, y si no igualaba mis tres visiones de mi mismo acabaria barriendo calles como ese chico.

Que yo renegara a dia de hoy del psicoanalismo no impedia que con nostalgia recordara tiempos pasados en los que esta doctrina arreglaba mi vida. Me sentia como si fuera un edificio que estaba a punto de derrumbarse. Y yo no era una persona que pudiera derrumbarme sin dañar los edificios colindantes.
Incluso si era capaz de comparar mi vida con la de un edificio, y la de las personas que me rodeaban como el resto de una manzana, era porque tenia una crisis de identidad con prespuntes de urbanidad. No podia permitirme sentir lastima de mi mismo solo porque una teoria estupida no cuajara en mi.

Miles de personas ignoraban lo que era el psicoanalismo y vivian su vida. ¿Porque no podia ser yo una de ellas ahora que renegaba de esta?
La vida del chico que nunca llegaria a ser abogado seria igual para él barriese o no las calles. Con la única diferencia que para él su prioridad era economica y la mia emocional.

Pelayo seguia hablando sin parar. Juraria que en un pasado no muy lejano yo ya habria llorado. Lloraba a menudo.
Sin motivo aparente y lo que es peor lloraba por una adicción al psicoanalisis. Mirandolo bien, era mas patetico estar enganchado a una terapia, que barrer calles aún teniendo un titulo de derecho en el bolsillo. Cuando mi mente torturada no pudo mas, y Pelayo se marchaba calle abajo, ya no quise ir a comprar todas esas revistas. Yo era un tipo capaz e inteligente. Podia usar las paginas satinadas del inStyle para lavarme el culo despues de cagar, si me lo proponía.

De camino a casa me di cuenta de que las calles estaban verdaderamente limpias. ¿Eso era porque un barrendero mas inteligente las habia barrido? ¿O eso era tan solo un juicio gratuito? ¿Eran las calles barridas por un analfabeto mas sucias?

Evitando la tentacion de volverme en un Pelayo de la vida vino a mi la parabola del dia.

Mi vida era como una de esas calles. Un barrendero la limpiaba a pesar de que al final del dia volvíera a estar sucia. Hasta que un dia ese barrendero se marchaba y ponian a otro sin estudios, porque el que ayer barria mi vida habia encontrado un empleo a la altura de su titulacion universitaria y emocional.
No le podia culpar. Se merecia un empleo mas bien renumerado y de mayor aceptacion social que el barrer la vida y las penas de un niñato que necesitaba el vogue hasta para opinar.

2 comentarios:

Thiago dijo...

Ay, cari, sigues tan genial como siempre... Me encantan estas historia-reflexiones que desde el prisma más frívolo, acentúan las contradicciones de la sociedad...

Y como enlazas los temas y como enganchas y como terminas...
Realmente cuanto te pones a escribir muy poquitos te pueden mejorar, eh... muy poquitos.

Bezos

el Shysh dijo...

está claro que eres un frívolo con cerebro pensante. Y aunque a veces cuesta de seguir la historia, siempre haces de una anécdota un relato interesante.