24. Enamorarse en Primavera.

Cuando eres post adolescente y estás en la elite de los chicos de rosa, llega un momento en el que tienes que plantearte ciertos aspectos de la vida. No es tan grave como puede parecer. Nosotros nos reservamos el drama para otros momentos. Pero aún y así cuando llega el momento, debemos mostrarnos serenos para no caer en falsas soluciones.Un ejemplo práctico; estamos delante de un posible pretendiente. Nos da cierta vergüenza que alguien pueda saberlo.

Hasta que un íntimo en practicas de Primavera observa la situación;

-Te noto muy raro últimamente.
-¿A mi? ¡Pero que dices!
-Últimamente estas en las nubes ¿Va todo bien?
-Es primavera, soy joven, sano y tengo vida social ¿Que más necesito?
-¡Pues claro! ¡¡Tú lo que estás es ENAMORADO!!

-Bobadas. Tengo cosas mucho más importantes en mente. El amor es para gente insulsa que necesita algo que les llene y les aleje del suicidio.
- Mmm… ¡Negación! La primera fase del problema y la causa.
-Perdóname, pero lo dudo mucho.
-Tal vez lo que te pasa, es que tienes miedo.
-¿Miedo? ¿Al amor? ¿Se puede ser más torpe haciendo diagnósticos?
-Es verdad. Como si alguien creyera que tú puedes enamorarte.
-Yo me he enamorado muchas otras veces.
-Si claro. De los jeans que llevas puestos no?
-Esta vez no ha sido de unos jeans!

Y de repente te ves delatado. ¡Tu subconsciente ha querido que tu amigo íntimo de primavera sepa que estas enamorándote de alguien humano! Para que negarlo, ya hace días que notas que estas sintiendo algo que no se puede comprar con dinero.
Básicamente es la seguridad de que puedes querer a alguien mas que no sea tu mascota, lo que te hace apostar por ese chico que te ronda. No es el más guapo, pero es atento. Y mientras lo tengas alejado de tu YO rosado todo irá bien. Empieza un nuevo día. Un día en el que soy el mejor candidato para llenar la vida del chico al que gusto. Pero como dice el terapeuta, tengo que empezar a mentalizarme de que también es él el chico que me gusta. Si las emociones no son duales esto no va a funcionar.

Curiosamente por eso nunca han funcionado las relaciones con mi entorno. Esa estima unilateral de ellos hacia mi, y de desprecio de mi hacia ellos, tenia poco de amistad. Mientras me peinaba delante del espejo llegue a la conclusión de que para querer a alguien, era esencial que dejara de quererme tanto a mi mismo. Así que con mucho dolor, deje el cepillo en el tocador. Si ese chico me quería, lo haría con o sin lisado japonés. Salí a la calle sin muchas pretensiones. Había quedado con el para un ‘Romantic Lunch’ y esperaba que lo ultimo en que se fijara fuera en que no me había peinado. Antes de que llegara él, me di el último vistazo. Cuando me di la vuelta él ya estaba detrás de mí.

–¿Hace mucho que te esperas?

Y al borde del infarto le mentí descaradamente. No podía decirle claramente que había estado más pendiente de mi aspecto, que de mirar un reloj. Ya sentados, y a la espera de que venga un camarero a tomar nota, él no para de hablar. Solo han pasado cinco minutos y lo único que me preocupa es mirar hacia arriba en busca de mi flequillo.

–Toni, ¿Estás bien?
-¿Eh? ¡Ah.Si! estoy bien tranquilo.
-¿Que miras para arriba?
Eh, anda una mosca que ha pasado una mosca y…
¿Te encuentras bien?
Me disculpas un momento. Voy al lavabo.
Si yo iré pidiendo mientras.

Y de camino al lavabo pensé –Una mosca. Mira que decir una mosca. Al llegar al lavabo mirando que no nadie más pudiera estar en los cubículos de los lados, me metí como un adicto en el del fondo. Sacando mi espejo y el cepillo de la bolsa. Con furia me cepille el flequillo. Con una mano cepillaba el frontal, y con la otra me echaba laca en los laterales. Ya mirándome en el espejo de golpe la puerta se abrió. ¿Quien seria? Miré mi reloj. ¡Mierda, mierda, mierda! Hacia 15 minutos que estaba encerrado peinándome el flequillo. Todo estaba en silencio, hasta que la voz de mi cita rompió el momento mágico.

-Toni ¿estas ahí?

Muerto de vergüenza articule un tímido Si. Acercándose a mi puerta me pregunto si me encontraba bien. Tímidamente volví a decirle que si, que estaba bien. Pero entonces flojito dijo algo que me sentó muy mal.

¿Que Tienes diarrea?

Salí dispuesto a decirle cuatro cosas, pero note que su mirada se desviaba hacia mi pelo.

-¿Estabas peinándote en el lavabo?
-No
-¿No? Me da la sensación de que estabas encerrado en un lavabo y peinándote.

-Bueno. Tal vez un poco.
-Vaya. Eres un nido de sorpresas. ¿Has acabado ya?

Y agarrándome de la mano me llevó hacia el comedor. Antes de sentarme en la mesa ya sabía que él sabía que yo me había metido en el lavabo para peinarme. Pero a fin de cuentas, prefería eso a que creyera que sufría de diarrea en espacios públicos.
Estábamos sentados frente a frente. No me atrevía a mirarle a la cara, más que nada porque eso significaría la evidencia de un flequillo perfectamente encuadrado. Encima tampoco podía hablar con él de nada. Porque para que engañarse, si quería alejarle de mi mundo rosa, no podía hablarle del ‘Must have’ de la temporada. Mientras él me contaba cosas de su trabajo, yo asentía con la cabeza diciendo que si a todo.

Lógicamente, decir que si mientras miras miras hacia arriba comprovando el estado de tu flequillo, levantó sospechas.

-Toni, últimamente te noto muy extraño.
-¿A mi?
-Si, no negare que es lo que me atrae de ti. Pero me parece que es como si quisieras hablar de algo, y no sabes como hacerlo
– Ah, pues no.
-Ya veo que hoy no es tu mejor día. ¿Quieres que te acompañe a casa?
-Psee…
-¡Coño Toni! ¿Di algo no?

Y no se muy bien si fue ese argot peleonero, o que necesitaba soltárselo. Pero le dije la verdad de una manera muy atropellada.

-Yo no me peine, porque quería ser un chico natural. Pero luego vi que mi pelo estaba como sin control, y que estaba desviándose como para arriba y…
.¿Como? No entiendo nada.
-Si, así como para arriba en plan Fiu Fiu…
--Fiu Fiu…
-Fiu fiu, bueno plus plus. Mi pelo que no estaba liso y yo que…
-Toni, tu tienes fiebre…

Y sin saber como arranque a llorar. Lloré de manera histriónica. Como quien llora por la perdida de un hijo en el asfalto cruel. Todo el mundo miraba a que venia tanto griterío. En un momento estaba metido en un triangulo de malos entendidos. Él que no entendía nada de lo que yo decía. Yo que no entendía que tenía que hacer para ser un chico natural. Y los comensales que no entendían porque no les dejábamos comer tranquilos. Así que sin saber que hacer, cogí mis cosas y me marche sin siquiera despedirme.
Salí a la calle y él vino detrás de mí. Aun hablaba de mi pelo el muy memo. Así que esa fue la clara razón por la que descubrí que el amor no se invento para mí. Decidí que era mucho mejor ir en busca de unos jeans perfectos para ligar con el primero que pasase. Ese era el mejor plan. Tener sexo con alguien a quien no le importara en absoluto el estado de mi flequillo.

1 comentario:

Pueblerino Cool dijo...

Pero, Toni, ¡al único que le importaba el estado de tu flequillo era a ti! El chico no dijo nada cuando ibas despeinado...

No me seas rarito y si te gusta ese tío tírate a la piscina.

¡Un besote!