40. Masturbación unidireccional.

De todas las estupideces posibles que se pueden hacer para llamar la atención de alguien, hacerse amigo mío es la más absurda de todas.
Muchas han sido las personas que han querido intimar un poco más conmigo, pero pocas han logrado llegar siquiera a mas que mascotas de estación climatológica.
A estas alturas, es un secreto a voces que mi estabilidad emocional escasea. El otro día sin ir más lejos. Mientras me peinaba delante del espejo no pude evitar sonreírme. Una sonrisa malvada, que hizo que me percatara que ser tan mala persona me hace ver mayor. Sin poder evitarlo me vi preso del pánico, y me encontré untándome la cara con Anti Age, mientras de mis ojos unas lágrimas hacían obsoleto el resultado de la crema.

Y es que mi piel ya no es la de un quinceañero. Y a menudo mi actitud infantil hacia las cosas, hacen que mi epidermis se vaya alejando cada vez mas de mi. Hace dos días que el amor era una prioridad en mi escala de valores, luego lo ocuparon el sentido de la ética, la moral, y la necesidad de ser consecuente con mis actos. Ahora volvían a ser los gadgets de Hello Kitty los cabezas de cartel.
La sensación de no pertenecer a nada ni a nadie era latente. Una crisis existencial se avecinaba. Y lo peor de todo, es que me encontraba en una actitud muy lejana para entrar en el mundo de los ‘Porqués’.

Una vez en el psicoanalista, le pedí que me diera la solución. Necesitaba urgentemente una escala de valores digna de niño de excelentes académicos. Él me miro muy seriamente, y me mandó que le recitara mis 10 valores más inmediatos.
Reconozco que me dio bastante apuro reconocer que mis 8 primeros peldaños eran basados en algo parecido al materialismo y/o a mi primera persona.
Fui listo y le mentí descaradamente. La posibilidad de que la humildad se plantara en mi vida era descabellada, pero eficaz.

Una nueva actitud era el mejor escudo para combatir esa crisis existencial que de bien seguro arrasaría con mis defensas emocionales.
Para que negar que la cara de mi terapeuta era un cromo. Su rostro se movía entre el escepticismo, y la sorna.

-¿Lo estás diciendo en serio?
-Usted nunca me ha tomado en serio, pero le demostrare que puedo ser un chico humilde y responsable.
-A mi no me tienes que demostrar nada. Yo analizo tu interior, y esa inteligencia de la que me hablas es pura fachada.
-No entiendo a que viene esa cara de sorpresa.

No dijo nada más, y salió por la puerta. No entendía nada la verdad. Volvió y con una sonrisa, me comentó que esa sesión seria compartida. No le presté mucha atención, ya que mientras él me explicaba las culpabilidades duales, yo no podía dejar de imaginar quien seria mi compañero de terapia.

Mi intriga no duró mucho más. Por la misma puerta donde había entrado yo entró Jonás. Ya le conocía de la consulta. Era un chulo asqueroso, un pretencioso sin remedio. Y lo peor de todo un chico guapo. Pero esa belleza era poseída por unos delirios de grandeza extremadamente agudos. El terapeuta escribió una nota. Y al pasármela vi que en realidad me retaba a ser humilde al lado de alguien mucho más pretencioso que yo.

Ya en voz alta nos dijo que seria bueno para los dos hacer terapia conjuntamente. Sin más dilatación nos presentó mutuamente.

-Toni ya me conoce.
-Bueno, de vista solo.
-Os podéis haber encontrado por el pasillo.
-O en el vestíbulo.
-Juraría que he visto a Toni paseando por mi calle.
-Eso es lo de menos. ¿Y bien Antoni, que te parece Jonás?
-Que clase de nombre es Jonás?
-Es un nombre bíblico.
-Ah si lo recuerdo.
-Antoni, tu has leído la Biblia?
-A mi no me gusta leer.
-A mi tampoco, pero si, he leído la Biblia.
-Pasando por alto tus mentiras. Antoni ¿Hay algo que le quieras preguntar a Jonás?
-¿Que edad tienes?
- Tengo 23.
- Yo 26.
- No mientas más. Antoni tiene 23 tambíen.
-Usted no tiene nada de humor. Solo era una broma. ¿Te ha molestado Jonás?
-Me da igual.

Jonás fue tan asqueroso que no pude más. Si yo decía blanco, él blanco nuclear. Yo opinaba sobre el negro, y el conocía las profundidades de ese color. Me estaba poniendo enfermo, así que pedí permiso para ir al baño.

Mirándome en el espejo, maldije la gente mas engreída que yo. Claro que no era lógico comparar mi encanto natural con su trastorno mental. Pero eso solo conseguía que yo doblara mi medicación. Así que después de un Tranxilium15 fui a terminar con esa situación incomoda e innecesaria. Yo podría demostrar a ese psicoanalista de pacotilla que podía ser muy humilde. Aunque mirándolo bien, yo ya le había dicho que era humilde desde ya.

Al llegar no había nadie. En el vestíbulo Jonás con la cabeza agachada charlaba con el terapeuta. Por un momento quise pensar que se entendían. Pero dejando a un lado el amarillismo que me consumía, opte por desear que en realidad Jonás estuviese llorando.

Antes de que me pillaran entre en el despacho y me senté en pose humilde. Al entrar el psicoanalista se reía a carcajadas. Según él Jonás estaba convencido que solo me había ido al baño para masturbarme mientras pensaba en él.

La verdad es que esa hipótesis me convertía a mí en un cerdo. Y en un ejercicio de contención, y sobretodo porque me debía a la humildad, preferí respirar hondo y llamar a la elegancia interior. Y es que yo tenia algo que Jonás nunca conocería, y era una agenda de chicos IN, dotados, bronceados y sobretodo volubles con los que pasar noches locas de sexo y pegamento.

No necesitaba en absoluto al terapeuta, me arreglaría como hicieron otros iconos de la humanidad, con la fe, las drogas o un conjunto de todo.
Por otro lado la crisis existencial me pasaría factura. Me vería atropellado y alejado de los hijos de mis vecinos. Que tampoco es que me importaran mucho esos mocosos, pero cuando me mirara al espejo no habría ni rastro de ese chico que era sinónimo de belleza y esperanza.

¿Qué podía hacer si no entregarme a un destino cruel? Un destino que experimentaba con mi vida. Haciendo un ser inestable y peligroso. Días después mi psicoanalista me advirtió que tal vez mirarme al espejo no servía para mas que potenciar la teoría de que mi peor enemigo era yo mismo.

Y no estaba muy equivocado. Ese imán para lo peor de cada gente, era la prueba de que no tenía un karma muy rosado. Aunque pensándolo bien. La lección que me había dado Jonás debería de ilustrarme lejos de hacerme enfadar.
La culpa no era de él. Jonás tan solo fue la bofetada que me hizo dar cuenta que mi vida tenia que ser mas vivida por y para mi, y no tanto de cara a la galería. Al fin y al cabo, mi vida era como un escaparate de Valentino. Cada día se cambiaba el modelo a exponer. El problema es que solo miraban ese escaparate gente sin suficiente cash como para entrar y comprar el vestido.

Esta metáfora no era más que la señal que tenia que cambiar de aires. Y no prodigarme en exceso.
Solo de esa manera encontraría clientela exquisita, que haría llegar la felicidad y la estabilidad a mi vida.Pero mi vida no era un escaparate, y tampoco lo sería por mas que yo quisiera. Esa crisis sería en realidad un azote de humildad. Al menos la necesaria para no acabar siendo como Jonás.Por suerte o por desgracia, jugaba con ventaja, y es que mientras el pobre Jonás viviría por y para relaciones efímeras, yo sabía que mi próxima estabilidad estaba atada a una crisis existencial que no se marcharía así como así.

Aún no sabía muy bien si resignación y humildad iban de la mano. Tan solo conocía un futuro imperfecto, que tendría que ser tratado por un terapeuta que prefería experimentar con sus pacientes, antes que darles la solución a sus problemas.
Por un momento, vino a mi mente la contradicción que a menudo me acompañava. ¿No sería la visión que tenia Jonás de la vida en general, la mejor manera de tomarse las cosas? Es decir, un chico que tan solo vivía por y para si mismo, y que ni tan solo se había molestado en buscar la definición de narcisismo, por no dejar de mirarse en el espejo. No podía ser tan malo, al fin y al cabo me gustaba mas mirarme al espejo que leer. ¿Que podía perder siendo el nuevo Jonás de la consulta?






3 comentarios:

BLANK dijo...

:O eres la ULTIMISIMA persona que esperaba criticara mi vodka!! haha!
que por cierto... causo furor entre las masas!! :P

lo del envejecimiento es horrible!! sabes que empezamos a envejecer a los 21?!?!?! yo que tu ya estaria consultando mi cirujano de cabecera para un bonito peeling :)

que horror de persona el tal jonas no? aunque me recuerda un poco a mi sin llegar a ser tan pedante :)
yo no seria tan malo pero lo de la masturbacion es el tipico comentario mio xDD

por que quieres ser humilde si no lo eres? seguro que tienes otros cientos de cualidades que te hacen una bella persona sin la humildad... que al fin y al cabo es hipocresia :)

always yours.
LOL
XOXO

el Shysh dijo...

TH has entrado por la puerta grande (la de la derecha mirando desde la platea) en el mundo de la alta comedia. Imagínate la escena que planteas encima de un escenario: Tú, el terapeuta y el niño engreído. Esa conversación, tu salida al lavabo y demás. Me he reído bien bien. Gracias. Cada vez planteas contrastes más divertidos.

Pueblerino Cool dijo...

Jajaja, qué triste lo del Jonás ese, ¿no? Vaya creído... No creo que la mejor opción sea ser el nuevo Jonás de la consulta. En mi opinión vivir cara a la galería no trae más que superficialidad. ¿De qué sirve estar siempre divino y estupendo para que los demás te vean si luego no te encuentras cómodo contigo mismo? Es un poco absurdo.

Creo que en lugar de pensar en valores y en ese tipo de cosas, que vienen solas, deberías preocuparte en disfrutar y vivir como a ti te dé la gana sin importarte lo que piense la plebe. Sólo de esa forma encontrarás los valores que necesitas y serán tuyos en lugar de ser unos valores artificiales creados para agradar a tu público.

¡Un besote!

PD: A mí también me encanta tu blog. Sobre todo las vivencias que cuentas y tu forma de narrarlas, que las hace entre reales y surrealistas ;)